jueves, 3 de junio de 2010



Año de la Palabra

La Salle - Andalucía

CUERPO Y SANGRE

DE CRISTO (c)
 
6 de Junio 2010

Lc 9,11b-17

Lectura del evangelio según san Lucas
En aquel tiempo, Jesús se puso a hablar al gentío del reino de Dios y curó a los que lo necesitaban. Caía la tarde, y los Doce se le acercaron a decirle: - «Despide a la gente; que vayan a las aldeas y cortijos de alrededor a buscar alojamiento y comida, porque aquí estamos en descampado.» Él les contestó: - «Dadles vosotros de comer.» Ellos replicaron: - «No tenemos más que cinco panes y dos peces; a no ser que vayamos a comprar de comer para todo este gentío.» Porque eran unos cinco mil hombres. Jesús dijo a sus discípulos: - «Decidles que se echen en grupos de unos cincuenta.» Lo hicieron así, y todos se echaron. Él, tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición sobre ellos, los partió y se los dio a los discípulos para que se los sirvieran a la gente. Comieron todos y se saciaron, y cogieron las sobras: doce cestos.

CADA DOMINGO
        


Para celebrar la eucaristía dominical no basta con seguir las normas prescritas o pronunciar las palabras obligadas. No basta tampoco cantar, santiguarse o darnos la paz en el momento adecuado. Es muy fácil asistir a misa y no celebrar nada en el corazón; oír las lecturas correspondientes y no escuchar la voz de Dios; comulgar piadosamente sin comulgar con Cristo; darnos la paz sin reconciliarnos con nadie. ¿Cómo vivir la misa del domingo como una experiencia que renueve y fortalezca nuestra fe?
Para empezar, es necesario escuchar desde dentro con atención y alegría la Palabra de Dios y, en concreto, el evangelio de Jesús. Durante la semana hemos visto la televisión, hemos escuchado la radio y hemos leído la prensa. Vivimos aturdidos por toda clase de mensajes, voces, ruidos, noticias, información y publicidad. Necesitamos escuchar otra voz diferente que nos cure por dentro.
Es un respiro escuchar las palabras directas y sencillas de Jesús. Traen verdad a nuestra vida. Nos liberan de engaños, miedos y egoísmos que nos hacen daño. Nos enseñan a vivir con más sencillez y dignidad, con más sentido y esperanza. Es una suerte hacer el recorrido de la vida guiados cada domingo por la luz del evangelio.
La plegaria eucarística constituye el momento central. No nos podemos distraer. «Levantamos el corazón» para dar gracias a Dios. Es bueno, es justo y necesario agradecer a Dios por la vida, por la creación entera, por el regalo que es Jesucristo. La vida no es sólo trabajo, esfuerzo y agitación. Es también celebración, acción de gracias y alabanza a Dios. Es un respiro reunirnos cada domingo para sentir la vida como regalo y dar gracias al Creador.
La comunión con Cristo es decisiva. Es el momento de acoger a Jesús en nuestra vida para experimentarlo en nosotros, para identificarnos con él y para dejarnos trabajar, consolar y fortalecer por su Espíritu.
Todo esto no lo vivimos encerrados en nuestro pequeño mundo. Cantamos juntos el Padrenuestro sintiéndonos hermanos de todos. Le pedimos que a nadie le falte el pan ni el perdón. Nos damos la paz y la buscamos para todos.

José Antonio Pagola








Para la revisión de vida

v      ¿En mi vida cristiana la Eucaristía se manifiesta como fuente de unidad y de caridad?
v      ¿Cómo podría comprometerme concretamente en favor de las personas que viven en la pobreza y sufren hambre de pan y de justicia?

Para la reunión de grupo

v      ¿En nuestra comunidad, grupo… la celebración eucarística genera mayor amor y compromiso en favor de los más pobres o se limita a ser un simple rito religioso?
v      - ¿Con qué iniciativas concretas podríamos hacer que nuestra participación comunitaria en la Eucaristía fuera más activa participativa, festiva y dinámica?
v      - ¿Cómo podríamos, como comunidad, comprometernos más para llevar a los demás el pan del bienestar material, el pan del amor y de la esperanza, de la solidaridad, del perdón, de a escucha y el pan del evangelio del Reino

Para la oración de los fieles

v      Señor Jesús, que en el misterio eucarístico has dejado para tus discípulos un memorial vivo de tu vida, tu muerte y tu resurrección, haz que participando con fe de tu Cuerpo y de tu Sangre seamos testigos fieles del evangelio de la liberación en medio del mundo. Roguemos al Señor
v      Señor Jesús, que congregas a tu Iglesia en torno al misterio de tu Cuerpo y de tu Sangre, haz que nuestra comunidad viva el misterio de la comunión en la diversidad, superando la intolerancia y el sectarismo, y así sea signo e instrumento de tu reino. Roguemos al Señor.
v      Señor Jesús, que alimentaste a la multitud en el desierto con el pan material y el pan de la Palabra, haz que la comunidad cristiana viva atenta a los signos de los tiempos, a través de una misión de evangelización liberadora e integral, llevando a todos el anuncio del Reino y comprometiéndose activamente en la promoción humana. Roguemos al Señor.

Oración comunitaria

Señor Jesús, Pan Vivo de esperanza y de amor, concede a cuantos participamos en la cena eucarística, vivir el misterio de la comunión en el amor y ser testigos de tu reino en el mundo. Por nuestro Señor Jesucristo.



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