Año de la Palabra
La Salle - Andalucía
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CUERPO Y SANGRE
DE CRISTO (c)
6 de Junio 2010
Lc 9,11b-17
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Lectura del evangelio según san Lucas
En
aquel tiempo, Jesús se puso a hablar al gentío del reino de Dios y curó a los
que lo necesitaban. Caía la tarde, y los Doce se le acercaron a decirle: -
«Despide a la gente; que vayan a las aldeas y cortijos de alrededor a buscar
alojamiento y comida, porque aquí estamos en descampado.» Él les contestó: -
«Dadles vosotros de comer.» Ellos replicaron: - «No tenemos más que cinco panes
y dos peces; a no ser que vayamos a comprar de comer para todo este gentío.»
Porque eran unos cinco mil hombres. Jesús dijo a sus discípulos: - «Decidles
que se echen en grupos de unos cincuenta.» Lo hicieron así, y todos se echaron.
Él, tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció
la bendición sobre ellos, los partió y se los dio a los discípulos para que se
los sirvieran a la gente. Comieron todos y se saciaron, y cogieron las sobras: doce
cestos.
CADA DOMINGO
Para
celebrar la eucaristía dominical no basta con seguir las normas prescritas o
pronunciar las palabras obligadas. No basta tampoco cantar, santiguarse o
darnos la paz en el momento adecuado. Es muy fácil asistir a misa y no celebrar
nada en el corazón; oír las lecturas correspondientes y no escuchar la voz de
Dios; comulgar piadosamente sin comulgar con Cristo; darnos la paz sin
reconciliarnos con nadie. ¿Cómo vivir la misa del domingo como una experiencia
que renueve y fortalezca nuestra fe?
Para
empezar, es necesario escuchar desde dentro con atención y alegría la Palabra
de Dios y, en concreto, el evangelio de Jesús. Durante la semana hemos
visto la televisión, hemos escuchado la radio y hemos leído la prensa. Vivimos
aturdidos por toda clase de mensajes, voces, ruidos, noticias, información y
publicidad. Necesitamos escuchar otra voz diferente que nos cure por dentro.
Es
un respiro escuchar las palabras directas y sencillas de Jesús. Traen verdad a
nuestra vida. Nos liberan de engaños, miedos y egoísmos que nos hacen daño. Nos
enseñan a vivir con más sencillez y dignidad, con más sentido y esperanza. Es
una suerte hacer el recorrido de la vida guiados cada domingo por la luz del
evangelio.
La
plegaria eucarística constituye el momento central. No nos podemos
distraer. «Levantamos el corazón» para dar gracias a Dios. Es bueno, es justo y
necesario agradecer a Dios por la vida, por la creación entera, por el regalo
que es Jesucristo. La vida no es sólo trabajo, esfuerzo y agitación. Es también
celebración, acción de gracias y alabanza a Dios. Es un respiro reunirnos cada
domingo para sentir la vida como regalo y dar gracias al Creador.
La
comunión con Cristo es decisiva. Es el momento de acoger a Jesús en
nuestra vida para experimentarlo en nosotros, para identificarnos con él y para
dejarnos trabajar, consolar y fortalecer por su Espíritu.
Todo
esto no lo vivimos encerrados en nuestro pequeño mundo. Cantamos juntos el
Padrenuestro sintiéndonos hermanos de todos. Le pedimos que a nadie le falte el
pan ni el perdón. Nos damos la paz y la buscamos para todos.
José Antonio Pagola
Para la revisión de vida
v ¿En mi vida cristiana la Eucaristía se
manifiesta como fuente de unidad y de caridad?
v ¿Cómo podría comprometerme concretamente
en favor de las personas que viven en la pobreza y sufren hambre de pan y de
justicia?
Para la reunión de grupo
v ¿En nuestra comunidad, grupo… la
celebración eucarística genera mayor amor y compromiso en favor de los más
pobres o se limita a ser un simple rito religioso?
v - ¿Con qué iniciativas concretas
podríamos hacer que nuestra participación comunitaria en la Eucaristía fuera
más activa participativa, festiva y dinámica?
v - ¿Cómo podríamos, como comunidad,
comprometernos más para llevar a los demás el pan del bienestar material, el
pan del amor y de la esperanza, de la solidaridad, del perdón, de a escucha y
el pan del evangelio del Reino
Para la oración de los fieles
v Señor Jesús, que en el misterio
eucarístico has dejado para tus discípulos un memorial vivo de tu vida, tu
muerte y tu resurrección, haz que participando con fe de tu Cuerpo y de tu
Sangre seamos testigos fieles del evangelio de la liberación en medio del
mundo. Roguemos al Señor
v Señor Jesús, que congregas a tu Iglesia
en torno al misterio de tu Cuerpo y de tu Sangre, haz que nuestra comunidad
viva el misterio de la comunión en la diversidad, superando la intolerancia y
el sectarismo, y así sea signo e instrumento de tu reino. Roguemos al Señor.
v Señor Jesús, que alimentaste a la
multitud en el desierto con el pan material y el pan de la Palabra, haz que la
comunidad cristiana viva atenta a los signos de los tiempos, a través de una
misión de evangelización liberadora e integral, llevando a todos el anuncio del
Reino y comprometiéndose activamente en la promoción humana. Roguemos al Señor.
Oración comunitaria
Señor Jesús, Pan Vivo de esperanza y de amor, concede a cuantos participamos en la cena eucarística, vivir el misterio de la comunión en el amor y ser testigos de tu reino en el mundo. Por nuestro Señor Jesucristo.
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