LES
FABES Y EL AMOR
Un día llegó el amor,
encontré a un maravilloso caballero y nos enamoramos.
Cuando se hizo
evidente que nos casaríamos hice el sacrificio supremo, como buena asturiana, y
dejé de comer fabes.
Algunos meses más tarde,el día de mi cumpleaños, mi coche se estropeó de camino del trabajo a casa.
Algunos meses más tarde,el día de mi cumpleaños, mi coche se estropeó de camino del trabajo a casa.
Como vivía a las
afueras llamé a mi marido y le dije que llegaría tarde porque tenía que ir
andando a casa.
Cuando llegué, mi marido pareció
excitado de verme y gritó con gran alegría: ¡" Querida, te tengo una sorpresa
para la cena esta noche! "
La fabada que había consumido todavía me afectaba y la presión
se hacía más y más insoportable, tanto que mientras mi marido estaba
fuera, aproveché la oportunidad, me apoyé en una pierna y dejé caer uno.
Entonces,
cambiando a la otra pierna, dejé escapar otros tres. ¡¡La peste era peor que la
col cocinada!!!
Manteniendo mis oídos atentos a la conversación de mi marido en la otra habitación, continué tirando unos cuantos durante otros pocos minutos.
Manteniendo mis oídos atentos a la conversación de mi marido en la otra habitación, continué tirando unos cuantos durante otros pocos minutos.
Cuando mas tarde la
despedida telefónica señaló el final de mi libertad, rápidamente abaniqué el
aire unas cuantas veces más con mi servilleta, la colocó sobre mi regazo y doblé
mis manos atrás sintiendome muy aliviada y complacida conmigo misma.
Mi cara debe haber sido la imagen de la inocencia cuando mi marido volvió, pidiendo perdón por tomar tanto tiempo.
Él me preguntó si yo
había echado una ojeada por debajo del vendaje de los ojos, y le aseguré que
no.
En este punto, él me
quitó la venda de los ojos, y doce invitados a la cena sentados alrededor de la
mesa, entre ellos mis suegros, cantaron a coro: ¡ Cumpleaños Feliz!
¡¡ Y ...me desmayé!!!!!!!!!!!!!!.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.