miércoles, 30 de septiembre de 2009

Para NO IR A LA CARCEL.Pastoral Penitenciaria Arzobispado Santiago Compostela

Pastoral Penitenciaria
Arzobispado Santiago Compostela

TRABAJOS EN BENEFICIO DE LA COMUNIDAD
(TBC)

Queridos compañeros, como bien sabéis por información de Cáritas Diocesana, varias organizaciones, entre ellas Pastoral Penitenciaria, Cáritas Española, etc. hemos firmado con la Dirección General de Instituciones Penitenciarias un acuerdo de colaboración consistente en que algún tipo de condenas en vez de ser cumplidas en los centros penitenciarios puedan ser llevadas a cabo mediante la ejecución de horas de trabajo en beneficio de la comunidad (TBC).


            Todos somos conscientes de que actualmente existe una amplia población penada por problemas de tráfico, al igual que por otros pequeños delitos. Se trata en estos casos en que el Juez determine, que muchas de estas personas puedan pagar su pena de una forma distinta a la privación absoluta de libertad: se les permite así seguir manteniendo su puesto de trabajo, su relación familiar y social normal, etc., a cambio de realizar un bien común a la sociedad traducido en una actividad.
Estas actividades se pueden desarrollar en nuestras parroquias, en nuestras cáritas parroquiales, ya que tienen un carácter de proyección, de ayuda y progreso a la sociedad, y en donde “el penado” puede reinsertarse del delito cometido.


            Por todo ello os animamos a que os ilusionéis en esta labor de colaboración y ayuda para con la Pastoral Penitenciaria.  Se os adjunta la información anexa así como el teléfono de contacto y dirección de los Servicios Sociales Penitenciarios que regulan este sistema de penas. Mucho ánimo.

SERVICIOS SOCIALES PENITENCIARIOS

Dirección
Avenida Alcalde Francisco  Vázquez 43
15.002 LA CORUÑA
Teléfono
981 21 13 72
Fax
981 22 89 94

Para más información se puede leer la siguiente circular de la Comisión Episcopal:

             COMISIÓN EPISCOPAL DE PASTORAL SOCIAL
Departamento de Pastoral Penitenciaria
Madrid, 15 de diciembre de 2008

A LOS DELEGADOS Y COORDINADORES DIOCESANOS DE PASTORAL PENITENCIARIA
A LOS RESPONSABLES DE LA ASISTENCIA RELIGIOSA CATÓLICA
EN LOS ESTABLECIMIENTOS PENITENCIARIOS
                                                                             
Queridos amigos y amigas:

Reunidos el día 15 de diciembre de  2008 en Madrid los Coordinadores de las Áreas Pastorales Social (Carmen Martínez de Toda) y Jurídica (José Luis Segovia) con el Director del Departamento  (José Sesma), recibid nuestra más cariñosa felicitación navideña por la visita del Niño Dios y los mejores deseos para el 2009, año de justicia y libertad.

El motivo de la presente es informaros de las reflexiones y conclusiones habidas en la reunión sobre los Trabajos en Beneficio de la Comunidad (TBC), de la situación comprometida en que se encuentran y de la importancia de apoyar ésta y otras medidas no privativas de libertad, causa en la que está implicada la Pastoral Penitenciaria desde siempre.

Como sabéis el llamado Código Penal de la democracia introdujo posibilidades más amplias de alternativas a la prisión. Los vientos neo-retribucionistas que corren por todo el planeta, apoyados por el populismo punitivo que considera que todo se arregla con más penas, por más tiempo y en condiciones más duras, constituyen una seria amenaza a los intentos de humanizar el sistema penal y penitenciario. A ello se suma en nuestro contexto las dificultades que se están encontrando para lograr plazas en los que desarrollar los trabajos en beneficio de la comunidad. Es verdad que la responsabilidad  última corresponde a las administraciones públicas y a ellos habrá que seguir pidiendo que articulen mecanismos para hacerlas efectivas. Pero también es cierto que no podemos desentendernos de la res publica, sobre todo cuando nos jugamos avances o retrocesos en materia tan sensible como la prisión  y sus alternativas.

Por otra parte, no se nos olvida que a la Pastoral Penitenciaria, por estar entroncada en una concepción trascendente, comunitaria y solidaria del ser humana, nada humano le es ajeno. En ese sentido, tratar de recuperar ciudadanos infractores a través de la propia sociedad y hacer consciente a ésta de que es posible hacerlo sin acudir a la prisión, nos parece una tarea de sensibilización social y de inyección de valores morales nada desdeñable. Sin duda, forma parte del dinamismo de la Prevención del delito y de sus consecuencias más dañinas.

Por todo ello, consciente el Departamento de Pastoral Penitenciaria de que una de sus tareas es el ministerio de “animar a animar animando”, os instamos a que procuréis la máxima sensibilización de las comunidades cristianas en general, y de las  Delegaciones  y departamentos vinculados con la acción social y caritativa de la Iglesia en particular, para que la medida de Trabajos en Beneficio de la Comunidad (TBC) no acabe fracasando. En concreto, se trata de pensar en qué ámbitos podrían prestar servicios a la comunidad personas penadas: les evitamos el ingreso en prisión, normalizamos los desajustes comunitarios y les ayudamos a sensibilizarse sobre otras realidades que puedan desconocer. Ámbitos y tareas como: Ayuda en comedores de indigentes, Centros de Acogida, realización de gestiones de todo tipo, clases de apoyo a inmigrantes… Pensad que es cada programa el que establece el perfil que necesita (considerando que la inmensa mayoría de los delitos son contra la seguridad en el tráfico) y el que determina cuáles son sus necesidades de apoyo, considerando, lógicamente, que se trata de integrar a los infractores en lo que hay y no de crear nada específico que se sustentase ficticiamente en esta prestación.

Os adjuntamos documentos que os puedan servir de ayuda (…). Los Servicios Sociales Exteriores Penitenciarios, convenientemente territorializados, son los que coordinan los TBC. Para una mejor información adicional, al margen de las consultas que podáis hacernos a nosotros, conviene dirigirse a los SSEP de vuestra respectiva zona: os informarán más en detalle sobre las condiciones y requerimientos.

Agradecidos a vuestra atención, recibid un abrazo fraternal (…)


Breve explicación sobre los

TRABAJOS EN BENEFICIO DE LA COMUNIDAD (TBC)

1.-DEFINICIÓN:

Nuestro Código Penal establece en su artículo 88, la posibilidad de sustituir las penas de privación de libertad por las de trabajo en beneficio de la comunidad si se cumplen las siguientes condiciones:

·  Que sean penas de prisión que no excedan de un año.
·  Que las circunstancias personales del reo, la naturaleza del hecho, su conducta y, en particular, el esfuerzo por reparar el daño causado así lo aconsejen.
·  Que no se trate de reos habituales.

Cada día de prisión (según la sentencia condenatoria) se sustituye por una jornada de trabajo.

Excepcionalmente, podrá también imponerse este tipo de penas (junto con multa) en condenas que no excedan de dos años:
·  Cuando el reo no sea habitual.
Cuando de las circunstancias del hecho y del culpable se infiera que el cumplimiento de la condena en prisión frustraría el fin de prevención e reinserción social.










































Desde el año 2008, Cáritas Española tiene firmado con la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias un Convenio Marco para el cumplimiento de penas de trabajos en beneficio de la comunidad en los territorios de las Cáritas Diocesanas que así lo han solicitado



El apoyo a los reclusos, exreclusos y sus familias responde plenamente a una de las opciones de atención de Cáritas. En ese camino, colaborar con el cumplimiento de condenas fuera de la prisión, redunda en la consecución de los ejes que sustentan nuestra intervención: prevención, formación y sensibilización; asistencia en centros y reinserción. En la decisión de cada Cáritas Diocesana por 
atender personas penadas con TBC, se en cuenta aquellas con más necesidades de intervención. 


La Administración Penitenciaria cuenta con la colaboración de la Cáritas Diocesana, que ha ofertado la correspondiente plaza de TBC, para la realización de la misma en las mejores condiciones para el penado; así también queda a criterio de la propia Cáritas Diocesana establecer qué persona es la más adecuada para realizar la labor ofertada.


Real Decreto 515/2005, de 6 de mayo, por el que se establecen las circunstancias de ejecución de las penas de trabajos en beneficio de la comunidad y de localización permanente, de determinadas medidas de seguridad, así como de la suspensión de la ejecución de las penas privativas de libertad.

2.- OBLIGACIONES DE LOS SERVICIOS SOCIALES  PENITENCIARIOS:

·        Realizar las actuaciones necesarias para hacer efectivo el cumplimiento de la pena desde que se recibe el testimonio de la resolución judicial.
·        Entrevistar al penado para conocer sus características personales, capacidad laboral y entorno social, personal y familiar.
·        Determinar la actividad más adecuada.
·        Ofertar al penado las distintas plazas existentes, indicando cometido y horario.
·        En caso de aceptación, rechazo o imposibilidad de cumplimiento por parte del penado, comunicar la propuesta del cumplimiento de la pena al juzgado de viglancia penitenciaria.
·        Comprobar periódicamente el sometimiento del penado a la pena y el cumplimiento efectivo del trabajo.
·        Comunicar las incidencias relevantes y la finalización de las jornadas de trabajo al juez de vigilancia penitenciaria.
·        Informar de las incidencias que se produzcan a la Administración penitenciaria correspondiente.

Real Decreto 2131/2008, de 26 de diciembre, por el que se modifica el Real Decreto 782/2001, de 6 de julio, por el que se regula la relación laboral de carácter especial de los penados que realicen actividades laborales en talleres penitenciarios y la protección de Seguridad Social de los sometidos a penas de trabajo en beneficio de la comunidad.

3.- OBLIGACIONES DE COTIZAR DEL INSTITUTO DE LA SEGURIDAD SOCIAL:
  • por enfermedades profesionales.
  • por accidente laboral

LA ADMINISTRACIÓN TIENE LA OBLIGACIÓN DE GESTIONAR EL ALTA Y LA BAJA EN LA SEGURIDAD SOCIAL DEL PENADO CONDENADO A TRABAJOS EN BENEFICIO DE LA COMUNIDAD.

EN NINGÚN CASO SE DERIVAN OBLIGACIONES PROPIAS DE UN CONTRATO LABORAL COMO CONSECUENCIA DEL TRABAJO DESARROLLADO EN EL CUMPLIMIENTO DE LA PENA DE TRABAJO EN BENEFICIO DE LA COMUNIDAD.


Convenio Marco de colaboración firmado entre la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias y CÁRITAS ESPAÑOLA para el cumplimiento de penas de trabajo en beneficio de la comunidad



4.- OBLIGACIONES DE LA ADMINISTRACIÓN PENITENCIARIA:
·        Gestionar, coordinar y seguir la pena de trabajo en beneficio de la comunidad.
·        Dar a conocer a los diferentes SS Sociales penitenciarios el Catálogo Anexo de plezas según oferta de las Cáritas Diocesanas participantes.
·        Ofertar en entrevista personal, (informando del cometido y el horario) a los penados las plazas contenidas en el Catálogo Anexo al Convenio Marco.
·        Informar a la Cáritas Diocesana correspondiente por razón de su ámbito territorial, de la aptitud profesional y de la resolución judicial.
·        Esperar al resultado de la entrevista que ha de realizar la Cáritas Diocesana al penado.
·        De producirse la aceptación por parte de la Cáritas Diocesana, en coordinación con la misma, y con el consentimiento de penado, elaborar un plan de ejecución de la pena y dar el visto bueno al mismo.

5.- OBLIGACIONES DE LA CÁRITAS DIOCESANA PARTICIPANTE:
·        Definir las condiciones, horarios y funciones a desempeñar en las actividades que hayan propuesto como plazas de cumplimiento de trabajos en beneficio de la comunidad.
·        Abonar los gastos de transporte y/o manutención en el caso de que la actividad ofertada así lo requiera.
·        Suscribir una póliza de seguro privado para garantizar las consecuencias económicas derivadas de la responsabilidad civil que pueda corresponder por daños a terceros.

Pastoral Penitenciaria. Arzobispado Santiago Compostela


El silencio del Alma

viernes, 25 de septiembre de 2009

EVANGELIO DEL DOMINGO 27 SEPTIEMBRE



Reflexión sobre el evangelio del domingo 27 de Septiembre




PALABRAS DE VIDA
La Salle

27 SEPTIEMBRE 2009
6º TIEMPO ORDINARIO (B)
Mc 9,38-43.45.47-48











Lectura del santo evangelio según san Marcos
En aquel tiempo, dijo Juan a Jesús: - «Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre, y se lo hemos querido impedir, porque no es de los nuestros.» Jesús respondió: -«No se lo impidáis, porque uno que hace milagros en mi nombre no puede luego hablar mal de mí. El que no está contra nosotros está a favor nuestro. Y, además, el que os dé a beber un vaso de agua, porque seguís al Mesías, os aseguro que no se quedará sin recompensa. El que escandalice a uno de estos pequeñuelos que creen, más le valdría que le encajasen en el cuello una piedra de molino y lo echasen al mar. Si tu mano te hace caer, córtatela: más te vale entrar manco en la vida, que ir con las dos manos al infierno, al fuego que no se apaga. Y, si tu pie te hace caer, córtatelo: más te vale entrar cojo en la vida, que ser echado con los dos pies al infierno. Y, si tu ojo te hace caer, sácatelo: más te vale entrar tuerto en el reino de Dios, que ser echado con los dos ojos al infierno, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga.»


SON AMIGOS, NO ADVERSARIOS (J. A. Pagola)
               



A pesar de los esfuerzos de Jesús por enseñarles a vivir como él, al servicio del reino de Dios, haciendo la vida de las personas más humana, más digna y dichosa, los discípulos no terminan de entender el Espíritu que lo anima, su amor grande a los más necesitados y la orientación profunda de su vida.
El relato de Marcos es muy iluminador. Los discípulos informan a Jesús de un hecho que los ha molestado mucho. Han visto a un desconocido «expulsando demonios».  Está actuando «en nombre de Jesús» y en su misma línea: se dedica a liberar a las personas del mal que les impide vivir de manera humana y en paz. Sin embargo, a los discípulos no les gusta su trabajo liberador. No piensan en la alegría de los que son curados por aquel hombre. Su actuación les parece una intrusión que hay que cortar.
Le exponen a Jesús su reacción: «Se lo hemos querido impedir porque no es de los nuestros». Aquel extraño no debe seguir curando porque no es miembro del grupo. No les preocupa la salud de la gente, sino su prestigio de grupo. Pretenden monopolizar la acción salvadora de Jesús: nadie debe curar en su nombre si no se adhiere al grupo.


Jesús reprueba la actitud de sus discípulos y se coloca en una lógica radicalmente diferente. Él ve las cosas de otra manera. Lo primero y más importante no es el crecimiento de aquel pequeño grupo, sino que la salvación de Dios llegue a todo ser humano, incluso por medio de personas que no pertenecen al grupo: «el que no está contra nosotros, está a favor nuestro». El que hace presente en el mundo la fuerza curadora y liberadora de Jesús está a favor de su grupo.
Jesús rechaza la postura sectaria y excluyente de sus discípulos que solo piensan en su prestigio y crecimiento, y adopta una actitud abierta e inclusiva donde lo primero es liberar al ser humano de aquello que lo destruye y hace desdichado. Éste es el Espíritu que ha de animar siempre a sus verdaderos seguidores.
Fuera de la Iglesia católica, hay en el mundo un número incontable de hombres y mujeres que hacen el bien y viven trabajando por una humanidad más digna, más justa y más liberada. En ellos está vivo el Espíritu de Jesús. Hemos de sentirlos como amigos y aliados, nunca como adversarios. No están contra nosotros pues están a favor del ser humano, como estaba Jesús.


           



DISCERNIMIENTO, DIÁLOGO Y ORACION


Para la revisión de vida

ü      ¿Cuál es mi actitud ante los no cristianos?
ü      ¿Qué hay en mi vida (manos, pies, ojos, personas, bienes, vicios, criterios…) que me impiden vivir el Evangelio con una mayor radicalidad?

Para la reunión de grupo

ü      Una idea que surge a partir de las lecturas de este domingo es la validez que tienen para la construcción del reino muchos aportes: ideas, obras, trabajos, de hombres y mujeres que no necesariamente son cristianos, pero que están comprometidos en la lucha por la justicia y la paz. Tratemos de indagar un poco sobre esas personas o instituciones y compartamos qué dicen, qué hacen, y al mismo tiempo tratemos de establecer cuáles son las críticas y de qué forma son rechazados por nuestra religión oficial. Tomemos decisiones y posiciones.

Para la oración de los fieles

v      Oremos por los responsables de la dirección y guía de nuestras iglesias para que su responsabilidad como animadores se traduzca en la acogida amorosa y fraterna de todos aquellos que buscan hacer el bien a los demás... roguemos.
v      Por los dirigentes de nuestra sociedad, para que sus tareas estén cada día más en la línea del evangelio, más empeñados en la construcción de la justicia y la paz... roguemos.
v      Por todos aquellos que desde su realidad como creyentes están trabajando por el bien, la justicia y la paz para que sus esfuerzos se vean cada día más enriquecidos por el espíritu profético que Dios dona a todas y todos... roguemos.
v      Por nosotros y nosotras para que sepamos ver en todos los que hacen el bien aquella presencia de Jesús Resucitado que en todas y todos actúa... roguemos.

Oración comunitaria

Dios Padre-Madre que en todas, en todos y en todo te manifiestas; abre nuestros corazones y nuestras mentes para comprender mejor lo que desde siempre nos estás comunicando, incluso a través de aquellos que te conocen por otros caminos y con otros lenguajes que los nuestros; arranca de nosotros toda tentación de exclusivismo y mantennos dispuestos a ayudar y a dejarnos ayudar en la construcción colectiva de tu Reino. Nosotros te lo pedimos inspirados en Jesús, transparencia tuya. Amén.


miércoles, 23 de septiembre de 2009

Carta pastoral del Cardenal Amigo Vallejo Arzobispo de Sevilla, con motivo de la fiesta de Nuestra Señora de la Merced


SALIR DE LA CÁRCEL


Carta pastoral del Cardenal Amigo Vallejo
Arzobispo de Sevilla, con motivo de la fiesta 
de Nuestra Señora de la Merced

24  de Septiembre de 2009
_______________________________________
        




La fiesta de nuestra Madre y Señora de la Merced me ofrece, un año más, la ocasión para dirigir unas palabras de gratitud y aliento a cuantos formáis esta gran comunidad en la que, directivos y funcionarios, capellanes y colaboradores os empeñáis en ayudar a quienes son el primero e incuestionable motivo de vuestro interés y preocupación: los hombres y mujeres privados de libertad y que cumplen una deuda de justicia con la sociedad.

Las autoridades tienen la obligación de garantizar la justicia y el derecho ciudadano, así como el bien común de toda la sociedad. Es una responsabilidad ineludible. Pero, al mismo tiempo, asumir el compromiso de procurar la rehabilitación de quienes hayan cometido un acto contra los derechos de las personas.

Una labor, ésta de contribuir a la rehabilitación de los reclusos y reclusas, que requiere una preparación adecuada, constancia en llevar a cabo los programas mejor elaborados y saber afrontar las dificultades, sobre todo la de superar la duda acerca de la eficacia de todo este empeño en una posible reinserción social de los presos.

Al tratarse de unas personas, los números no son lo más significativo. Hay verdaderas conquistas interiores que con dificultad pueden evaluarse. En educación, siempre queda la posibilidad de que de fruto aquello que se ha sembrado.

Para el amor de Cristo nunca hay puertas cerradas, ni espacios a los que no se pueda llegar. Esta es la razón de la catequesis penitenciaria: hacer resonar la misericordia de Cristo en el corazón de esas personas privadas de muchas cosas, pero nunca de la libertad de poder elegir el ponerse bajo el amparo y el favor de Dios y de las actitudes y comportamientos de Cristo, que siempre escucha, perdona y ofrece una nueva forma de vivir. La esperanza no es simplemente aguardar a que pase el tiempo, sino el vivir cada día aquello en lo que se cree.

Queremos que el amor de Cristo se haga presente también en las cárceles, como decía Benedicto XVI, de ahí que "descubrir el rostro de Cristo en cada uno de los detenidos refleja adecuadamente vuestro ministerio como un encuentro vivo con el Señor. En efecto, en Cristo el amor a Dios y amor al prójimo se funden entre sí, de modo que en el más humilde encontramos a Jesús mismo y en Jesús encontramos a Dios" (Encuentro de pastoral penitenciaria, 6-9-07).

La cárcel es lugar de reclusión. Pero una cosa es "estar en la cárcel" y otra "vivir encerrado en la cárcel". Lo primero es inevitable para cumplir una sentencia condenatoria. Pero, se puede estar allí sin quedar apresado por todo aquello que puede ser lo más negativo y duro de la prisión: falta de esperanza, sentirse derrotado y sin posibilidad de regeneración, llenarse de odio y deseo de venganza, perder la confianza en Dios.

De esta cárcel se ha de salir cuanto antes. Y esta es la finalidad de la pastoral penitenciaria, que ayuda a sentir la presencia de un "Vigilante interno", de una gracia del Espíritu de Dios, de una conciencia que señala un camino de arrepentimiento y de una nueva forma de vivir siguiendo el ejemplo y la palabra de Jesucristo, el Acompañante invisible, pero real y cercano.

La Virgen María es Madre. La que comprende y alivia siempre. La que acerca a su hijo Jesucristo. A ella le pedimos su protección para todos los que carecen de libertad, para cuantos tenéis que ayudarles a enderezar el camino equivocado de una conducta que les ha conducido a la prisión.




                                             + Carlos, Cardenal Amigo Vallejo
                                                  Arzobispo de Sevilla

martes, 22 de septiembre de 2009

CARTA A LOS INTERNOS DE LAS PRISIONES EN EL DÍA DE LA SANTÍSIMA VIRGEN DE LA MERCED POR EL ARZOBISPO DE MERIDA-BADAJOZ

 CARTA A LOS INTERNOS DE LA PRISIÓN DE BADAJOZ
EN EL DÍA DE LA SANTÍSIMA VIRGEN DE LA MERCED
24 de Septiembre de 2009

Mis queridos internos del Centro Penitenciario de Badajoz:


Cada año, cuando comienza un nuevo curso, suelo dirigirme a los diferentes grupos que integran la Iglesia presente en el territorio de Badajoz. Para ellos he sido enviado por el Señor como Padre y Pastor espiritual. En las cartas que les dirijo, tengo presentes, también, a todos los que quieran leer o escuchar  mis palabras, aunque no profesen la fe católica, ni conozcan el Evangelio de Jesucristo. He sido enviado para todos, y no tengo derecho a excluir a nadie al ofrecer un camino de esperanza y de salvación en el Nombre del Señor. En ello está mi gozo y el camino de  mi fidelidad  como Obispo.


1.- ABRID EL CORAZÓN A LA ESPERANZA
A vosotros, queridos jóvenes y adultos, que pasáis un difícil tiempo de vuestra vida en esa institución penitenciaria, también os tengo muy presentes. Cada año os escribo una carta con motivo de la fiesta de vuestra Patrona la Santísima Virgen de la Merced, redentora de cautivos. Algunos sois testigos de ello porque la habéis recibido  en alguno o en algunos años anteriores.
No soy quien para conocer los motivos, acertados o desacertados, que han motivado el duro trance que atravesáis, lleno de dolor, de privaciones, de disgustos, del sinsabor de la monotonía, de esa enervante rebeldía interior que se vuelve contra vosotros mismos o contra otros etc,. Nadie me da autoridad para condenaros ni para absolveros de las acusaciones que os retienen aquí. La misión que me ha sido encomendada, también a vuestro servicio, es de orden espiritual y sobrenatural. Yo debo ayudaros a que abráis el corazón a la esperanza confiando en la fuerza salvadora de nuestro Señor Jesucristo.
Cuando pienso en vosotros, además de hacerme cargo de la dureza de vuestra situación, pienso también en el sufrimiento añadido que causan la oscuridad y la inseguridad acerca de vuestro futuro cuando alcancéis la libertad. Y no me pasa desapercibido el dolor de vuestros familiares, que aumenta vuestro dolor ya de por sí intenso y constante.


2.-  ¿QUÉ MÁS QUIERO DECIROS AHORA?
Teniendo presente todo esto, ¿qué quiero deciros ahora?
No me está permitido en conciencia jugar con vuestros sentimientos dirigiéndoos palabras agradables que no pasarían de ser un consuelo momentáneo. Algunos podríais interpretarlas como un engaño fácil para quedar bien con vosotros desde fuera de la prisión y aparentemente ajeno a vuestra real situación.
Quiero deciros, sencillamente, que estoy a vuestro lado, y que me hago cargo de vuestros sufrimientos y de vuestros explicables deseos de vivir en libertad.
Teniendo todo esto presente, elevo mi oración al Señor, que es Padre de las misericordias y Dios de todo consuelo, para que Él os consuele verdaderamente en vuestra tribulación;  y que consuele también a los que sufren con vosotros y por vosotros.
Estoy convencido de que Dios me escucha. Y os puedo asegurar que también a vosotros os escucha, si os dirigís a Él con humilde confianza y con la decisión de poner lo que esté de vuestra parte para resolver, de verdad y en la medida de lo posible, los problemas que os afligen y las causas que los han  ocasionado.


3.- ¿TIENE SENTIDO LO QUE OS DIGO EN ESTOS TIEMPOS Y EN VUESTRA SITUACIÓN?
Comprendo que, a algunos, os parezca muy poco útil, o incluso carente de sentido, lo que os he dicho. Pero puedo aseguraros, mirándoos de frente y con la verdad por delante, que lo más importante no es satisfacer los deseos terrenos que bullen dentro del alma, por muy legítimos que sean. Lo más importante es encontrar el sentido de todo lo bueno y de todo lo malo que nos ocurre y que acontece a nuestro alrededor: a las alegrías y a las penas, a la salud y a la enfermedad, a la justicia que anhelamos y a la injusticia que sufrimos, a la libertad y a la cautividad, etc.
Pues bien, desde la fe en Dios nuestro Señor, que ha dado su vida para librarnos del peor mal que es el pecado, y para ofrecernos el mayor bien que es la paz del alma y la salvación eterna, quiero manifestaros lo siguiente: Dios nuestro Señor es capaz de ayudaros a descubrir la luz que abre caminos, aun estando sumidos en la más densa oscuridad.
El Señor mira a cada uno con ojos de verdadero amor y de infinita misericordia. Es nuestro Creador, nuestro Padre y nuestro Redentor. Quiere que la vida de todos esté llena de alegría interior y de auténtica esperanza.
Yo, como cristiano y obispo, he sido enviado para proclamar a todos, sin distinción de lengua, nación, raza, edad y condición personal, esa esperanza de vida y de salvación que nos ofrece Jesucristo en el Evangelio. Y debo hablar de ello aún arriesgándome a que algunos, o muchos,  no crean mis palabras; o a que, incluso se rían de lo que digo y hasta de mí mismo. Ofreceré al Señor como sacrificio ese disgusto, pero no cesaré de hablar de Jesucristo en cualquier ocasión que tenga.


4.- RAZONES PARA HABLAR ASÍ
Hay muchas razones para que yo actúe de esta manera.
La primera es que yo he experimentado personalmente los beneficios que lleva consigo la fe en Jesucristo y el camino de vida que nos enseña. Todo eso lo he recibido sin buscarlo, absolutamente gratis y sin méritos propios. Debo cumplir, pues, lo que dice Jesucristo a sus discípulos: “Gratis lo recibisteis, dadlo gratis”.
La segunda es que, lo que os transmito, es lo que predicó el Señor; y Él ha garantizado la veracidad de sus palabras muriendo por nosotros en la Cruz, y resucitando de entre los muertos, como prueba de que verdaderamente era el Hijo de Dios y, Dios verdadero, único poseedor de la verdad. Él mismo dijo de sí: “Yo soy el camino, la verdad y la vida”.
La tercera es que Jesucristo, siendo hombre nacido de las entrañas virginales de la Santísima Virgen María, pasó por los trances más difíciles que podamos atravesar nosotros. Recibió insultos; tuvo que afrontar constantemente desconfianzas y asedios de quienes querían matarle por envidia y por odio; pasó por la cautividad; fue juzgado injustamente, e injustamente condenado a la pena capital; fue clavado en la cruz y levantado a la vista de todos, herido, coronado de espinas y desnudo, que era el modo más humillante de morir; y, estando en la cruz, tuvo que soportar las burlas de quienes le creían loco o visionario.
Cuando ya no podía hacer más por nosotros, se dirigió a Dios Padre y, refiriéndose a todos los que le hicieron sufrir y le ajusticiaron (ahí estábamos representados nosotros porque hemos contribuido a su crucifixión con nuestros pecados personales), dijo: “Padre, perdónales porque no saben lo que hacen”. Como si dijera: si supieran de verdad el mal que están haciendo, no lo habrían hecho.
            ¿No os parece que, si este mismo Señor Jesucristo nos habla de la verdadera libertad y de la paz interior en la tierra, y nos promete la salvación y la felicidad plena en la vida eterna, merece ser escuchado, creído y seguido por todos, sea cual sea su situación y el momento de la vida que atraviese ?


5.- VERDADEROS MOTIVOS DE ESPERANZA
Sea cual sea la historia de cada uno, debemos saber que la misericordia infinita de Dios es más grande que todos nuestros pecados. ¿No es esto un verdadero motivo de esperanza para todos? Por eso me dirijo a vosotros con esta carta. Y quiero añadir que también entre vosotros, y viviendo vuestras circunstancias, hay personas que creen lo que os digo, lo han experimentado y gozan, por ello, de paz interior en medio de las adversidades. 
            Yo comprendo que todo esto no es fácil de creer y, mucho menos, de entender, al menos de buenas a primeras. Pero creo firmemente que es verdad, y que, cuando se llega a entenderlo con la ayuda de la fe, hace brotar en el alma una nueva forma de ver las cosas, un estilo nuevo de vida, y una esperanza muy superior a toda otra esperanza terrena. Esa esperanza abre horizontes insospechados que renuevan constantemente la ilusión de vivir.


6.- ME DESPIDO
Todo eso es lo mejor que yo tengo, y pienso que es un deber mío ofrecéroslo. Ahí lo tenéis.
            No os canso más. Perdonad que me haya extendido un poco. Os agradezco la atención que me habéis prestado.
            Solo quiero añadir que, en la medida de mis limitaciones y de mis escasas posibilidades, y sabiendo que no tengo ningún  poder social, estoy a vuestra disposición.
            Os bendigo en el Nombre del Señor nuestro Dios y salvador.

                                               Santiago. Arzobispo de Mérida-Badajoz