jueves, 12 de noviembre de 2009

EMPATÍA: MIRA DESDE OS MEUS OLLOS E VERÁS..


EMPATÍA: MIRA DESDE OS MEUS OLLOS E VERÁS... 

XAQUÍN CAMPO FREIRE, 01-11-2009.

Todos temos usado algunha vez un deses aparellos que hai nos miradoiros para ver mellor a panorámica. Quizais mesmo temos mirado as estrelas cun telescopio. Quen non ten unha lupa ou unhas gafas de cerca? Dá gusto descubrir os misterios do minúsculo, do imperceptíbel, investigando cun microscopio. A capacidade de ver é unha verdadeira marabilla. Mas nin sempre vemos axeitadamente nin miramos adecuadamente. Probastes a mirar desde os ollos dos demais e ver o que eles están a ver ou sufrir?


Só me comprenderás ben cando te poñas no meu lugar e olles a vida cos meus ollos. Cos da cara e, principalmente, cos do corazón. Non se trata de que me apartes do meu sitio e fagas por min o que é responsabilidade miña. Iso sería anularme. Eu preciso que me axudes a ver, non que me aniquiles. Ponte ao meu lado ou mesmo detrás. E así, no silencio interior, escóitame, aténdeme e trata de comprenderme nas miñas circunstancias. Daquela empezarás a alcanzar algo moi importante para ti e para min: “Eu, do que este, posibelmente reacionaría da mesma maneira”.


Xa estás no punto de partida. Pero non te deixes arrastrar polo problema. Ese é outro erro moi común. Céntrate en min, na miña persoa, que é quen está magoada. E desde ese punto de mira, desde a miña persoa, trata de comprenderme. Non. Non me chores as penas. Iso xa o fago eu. Mírame a fondo e trata de ver en min as potencialidades e posibilidades que eu non acerto a descubrir. Todo iso que está adormecido dentro de min e eu nunca souben deixar saír  para me construír. Axúdame a crer en min mesmo e tamén nos demais. Fai posíbel en min o encontro co Deus da liberade, do amor e da xustiza, que me quere de pé e nunca arrastrado. E quéreme con futuro.


Alenta en min esas pequenas luces que ti descobres. Axúdame a que abrollen nas silveiras do meu camiño esas pequechas flores brancas de esperanza para que as espiñas nunca afoguen a tenrura, que foi nacendo, día a día, no amor que as chamara.


Abáixate a min. Chega ata o fondo do pozo onde estou sumido e espétate na mesma lama na que os meus pés se cravan. Agárrame con forza, para que tamén eu me prenda á mesma corda que para salvarte e salvarme un día con ousadía te arriscaches a aproximarme. Pero non te deixes envurullar. Por favor, eu non preciso que ti te afogues nin que coma min te fagas. Necesítote libre. Precisamos saír os dous. Con feridas, tal vez. Pero saír á luz e así vivir de novo. E cadanseu realizar o seu proxecto vital.


E logo, déixame libre para avanzar. Protéxeme coa túa mirada sempre animadora mentres te gozas de verme rexurdir de novo. Irei erguendo o voo. E desde o horizonte, lonxano, seguirémonos mirando en liberdade, ambos emocionados, porque volvín a ser eu mesmo pero renovado. Axudáchesme  a ser un novo “Xoán Salvador Gueivota”.


Desde o miradoiro do tempo e do espazo sigo ollando os teus acenos de aplauso. Estiveches ao meu lado cando te necesitei. Nunca me pediches nada a cambio. Sempre me deches liberdade para autovalorarme e autorrealizarme.


A isto os entendidos chámanlle EMPATÍA.


Eu estouche agradecido e lévote no corazón.

martes, 10 de noviembre de 2009

Pastoral Penitenciaria: LOS MANTEROS



Campaña “Por un euro consigue 1 día de libertad para un mantero”. “liberar de la esclavitud de la ley… antes se compraba su libertad, ¿no?... ahora también”.

            Los manteros son condenados a penas de prisión y multa. Cuando la pena de multa no se puede pagar, se transforma en días de prisión. Como la mínima son 12 meses multa, según la ley, al menos tienen que cumplir 6 meses de cárcel. Muchos manteros en cuyo favor hemos pedido el indulto, se encuentran en esa última fase de cumplimiento de las penas de multa, de manera que si se pagasen las multas (en torno a cuatrocientos euros) podrían salir en libertad de forma inmediata. Como es obvio, vinieron huyendo de la hambruna y no tienen dinero. Es una nueva forma de “prisión por deudas” que estaba desterrada de nuestro derecho. La sobreprotección de la propiedad intelectual está provocando esta injusticia: el que no tiene dinero está más tiempo en la cárcel.
Queremos ahorrar sufrimiento inútil a estas personas que arrastran una historia personal frustrante. También sensibilizar a los políticos, a los operadores jurídicos y a la sociedad en general sobre esta injusticia. Poniendo cada uno un poco, conseguiremos la libertad de los top-manta. Esto ya lo hemos conseguido con un mantero africano que se encontraba cumpliendo condena en la cárcel de Villabona y tenemos  otras seis personas en similares condiciones. Ya se han apuntado a poner una cantidad de dinero algunos jueces, fiscales, secretarios judiciales, abogados, particulares sensibles con este tema… Una cantidad ridícula de dinero, puede abrir las puertas de la cárcel y la conciencia de la sociedad.
Esta campaña es paralela a la que se está llevando desde diversas plataformas consistente con la presentación de indultos ante el Ministerio de Justicia. Actualmente desde la plataforma de artistas “ni un mantero en prisión” se han presentado 50 solicitudes de indultos de manteros presos. Algunos ya se están logrando. Su perfil es de africano sub sahariano, que llegó en patera entre 2003 y 2008 y, al carecer de documentación para trabajar,  para evitar ser utilizado de esclavo cuidando obras por un euro la hora,  ante la necesidad de sobrevivir, se encontró como única salida digna la venta de CD, comerciando, que es lo que en su tierra sabían hacer. Personas desconectadas de las asociaciones delictivas que plagian los CD, los compran a gente concreta para revenderlos. Consiguen 110 euros al mes, lo justo para pagar una casa multicompartida y seguir esperando que lleguen los tres años, para poder regularizar su situación. Esto les ha llevado a la cárcel. El miedo, el temor, la angustia de sentirse perseguidos y encarcelados, ha incrementado aún más el drama personal de quienes vinieron a buscar una vida un poco mejor arriesgándola.
La Secretaria General de Instituciones Penitenciarias ha posibilitado la visita a los manteros presos por abogados comprometidos con esta campaña, lo que se está haciendo en la actualidad. Junto a la presentación de los indultos se realiza una solicitud de suspensión de condena a los jueces sentenciadores para que suspendan la condena durante la tramitación del indulto. Sin embargo, incomprensiblemente son poco los que lo conceden por la oposición directa de la Fiscalía, que sigue manteniendo una posición dura. En realidad, incomprensiblemente, la Fiscalía es el último bastión de este planteamiento represor para ilícitos de nimia relevancia jurídica: el legislador ya está cambiando y los políticos han aprobado una proposición no de ley para descriminalizar este tipo de conductas; los jueces absuelven cada vez más y algunos que condenan solicitan de oficio el indulto;  los  mismos artistas y creadores directamente afectados se rebelan contra esta situación que tampoco puede convencer a nadie por la desproporcionalidad que introduce y la costosa ineficacia que supone para defender el derecho legítimo  a comer del propio trabajo creativo. Entre tanto, los manteros continúan en prisión. Con unos pocos euros arreglamos este desaguisado y nos concienciamos todos que hay maneras más justas y menos crueles de proteger los derechos de autor.
La gestión de la distribución del dinero a los manteros se realizará a través de la asociación de mediación para la pacificación de conflictos (G84213859) uno de cuyos fines es la promoción de los derechos humanos; n. 2100 2958 59 0200216853.
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Julián Carlos Ríos Martín. (Profesor de derecho penal en la Universidad Comillas)
José Luis Segovia Bernabé (profesor de ética política en la Universidad P. Salamanca)
Guillermo Toledo (Actor)
Luis Guitarra (cantautor)

lunes, 9 de noviembre de 2009

Pastoral Penitenciaria: DIOCESIS DE ALCALA


Diócesis de Alcalá
Presentación
El origen de nuestra tarea es Jesús, el Pastor misericordioso que busca al ser perdido hasta dar la vida, cargándoselo en sus hombros e identificándose con él. (Mt 25,36).[1]
Es tarea de toda comunidad eclesial, presidida por el obispo, continuar el diálogo -de “tú a tú”- que abrió el Señor al pié de la cruz con los condenados.
Ahora, dicha tarea está confiada a los equipos de pastoral penitenciara –seglares y capellanes vinculados orgánicamente a la diócesis, a través, normalmente, de su delegación de Pastoral Social.
Es una gran don de Dios Padre el que lleve más de 15 años de mi vida de cura compartiendo la pastoral penitenciaria e intentando responder con mi vida a su llamada desde la fe en la presencia del Hijo, Jesucristo, en los marginados y alejados por la sociedad.
La cárcel para mí está siendo uno de los “toma tierras” que me impide irme por las nubes platónicas de las esencias, o de las ideas perfectas, o retirarme a los cuarteles de este invierno que atravesamos … Me está ayudando a percibir y a experimentar con frecuencia la fuerza que tiene el Evangelio de Jesús en la vida de hoy: aquella presentación liberadora desde la misericordia del Padre en la sinagoga de Nazaret; su propuesta de felicidad: las Bienaventuranzas; la oración del Padre nuestro; su entrega en la última Cena; el sufrimiento y soledad en el Huerto de los Olivos; las palabras de futuro desde la cruz al buen ladrón; las insospechadas perspectivas que abre a los de Emaús para todos y para siempre; la confianza puesta en los discípulos para continuar la construcción de su Reino en este mundo, …
Antes de continuar, agradezco a los organizadores de esta Semana y a vosotros el interés por compartir esta pastoral . Esta invitación a venir me ha servido para releer mi presencia en la cárcel y orarla. Y reconozco que mi comunicación sobre ella será pobre, en relación a toda la riqueza que ella misma ofrece y entraña.

1.- Qué sensibilidad eclesial me llevó a la cárcel. O “por qué y gracias a quienes estoy en la pastoral penitenciaria”
A lo largo de mi vida, de mi preparación sacerdotal y ejercicio pastoral siempre me tiró no alejarme de la frontera, del borde, si es que lo hay, entre lo eclesial y lo mundano; o dicho de otra manera, evitar ue la burbuja de la estructura eclesial me limitara de tal modo que no me permitiera sondear “la densidad del espesor de la realidad” que nos decía Fernando Urbina en la etapa de formación en el Seminario.
Esta intuición vital fue informada, y aprovecho aquí y ahora para agradecerlo, por toda la corriente  innovadora que yo viví a raíz del Vaticano II en mi proceso educativo en el Seminario de Madrid de entonces, gracias a algún formador y, sobre todo, a los profesores que me ofrecieron unas pistas muy serias para tener los recursos más que suficientes para dialogar la fe y la vida.
Tuve todo un equipo para la “Champion League” de la pastoral: quiero citar a J.Martín Velasco, J. Gómez-Caffarena, R.Echarren, L.Gesteira, A.Adánez, C.Castro Cubells, L.Maldonado, A. Palenzuela, E.Pascual, M.Benzo, Pedro Fernández-Villamarzo, F.Hípola, M.Unciti, , etc… Y en un ambiente formativo abierto a las corrientes culturales (cine, música, teatro, pintura, fotografía, etc…) y a la sensibilización en la pastoral del mundo obrero (Antonio Albarrán), permitiéndosenos insertarnos en el mundo del trabajo durante los veranos previos a la ordenación sacerdotal .
Y, ya de cura, agradezco todo lo vivido en los equipos pastorales y sacerdotales en el Valle de Lozoya y en la barriada y ciudad de Alcalá de Henares; en el servicio al mundo de la emigración en la diócesis de Madrid, y en la consiliaria en el movimiento de infancia de la Acción Católica en Alcalá.
Ahora bien, quien puso la guinda en este pastel de la cárcel en mi vida, fue un compañero que “en Gloria está”, Tomás Cicuéndez. Fue él, quien me propuso acompañarle en esta tarea en Alcalá-Meco. Todo un referente de una Iglesia al servicio de los más pobres, participativa y de comunión.
Él solía decir a catequistas y compañeros sacerdotes que “los pobres molestan” y reflexionaba: “Siempre produce un gran "temor y temblor" meterse uno con sus riquezas en un ambiente de pobreza. Puede resultar insultante y ofensivo presentarse con una vida pletórica de libertad y amor, como debe ser la del discípulo de Jesús, en medio de unas vidas sin libertad exterior, y casi siempre, sin libertad interior… Sólo la mansedumbre de Jesús hizo que su santidad no asustara, sino que atrajera, a tantos pecadores a los que les salió al encuentro. Sólo el amor, y un amor que llegue a percibirse como gratuito -no interesado espiritualmente, o esperando algún tipo de respuesta- es capaz de iniciar la rehabilitación de estas vidas”.
Percibiréis, pues, desde qué música, o notas de Iglesia yo me introduje, o se me introdujo en este mundo: Una Iglesia con y en los marginados; admiradora ante lo que acontece y humilde; portadora de paz y servicial; que va al encuentro del que no cuenta para nadie; y comparte el amor gratuito del Padre que nos libra de todo mal.

2.- Unos datos
El tiempo medio de estancia en prisión casi se ha duplicado desde la vigencia del nuevo Código penal de 1995, pasando de 9.7 meses en 1996 a 16.7 meses en 2004 . Éste factor de endurecimiento de las penas, quizás sea el que haya influido más, entre otros[2], en la subida de un 43% de la población reclusa entre 1996 y 2006. Normalmente sigue provocando la entrada en prisión el desempleo, la drogodependencia, el tiempo estado en prisión4, y todo tipo de carencias socializadoras familiares, educativas, culturales, etc… Teniendo en cuenta lo anterior y la crisis económica que padecemos, si el número de extranjeros empadronados se sitúa en 5,22 millones (11,34%) del total de la población5 es normal que en  relación a la población reclusa, la población extranjera al ser más vulnerable, tenga un porcentaje mucho más alto (33%). Uno de cada tres presos en España es extranjero.
Respecto a Europa, somos el país más bajo en tasa de criminalidad, y junto con Italia, los países con la tasa más baja de violaciones. En cambio, somos el país con la tasa más alta de delitos de robos con violencia. Estamos hacia el medio respecto a los delitos por tráfico de drogas.6

3.- Actual pastoral penitenciaria
Organización:
o Secretariado nacional: área social, jurídica y pastoral.
􀂃 Dos libros/símbolos “Libre entre Rejas” y “Defenderse de la cárcel”
o Secretariados diocesanos.
o Equipos de capellanía.
Misión:
o Acompañamiento personal.
o Tender puentes:
􀂃 entre la cárcel y la familia, (hay mucho sufrimiento en ambas).
􀂃 entre la cárcel y la sociedad, (prevenir, sensibilizar y acoger).
􀂃 entre el interno y los profesionales del medio, (cuidar la atención que se merece la
persona presa).7
􀂃 entre la Iglesia de dentro y la de fuera. (sensibilizar y animar la preocupación que
las comunidades parroquiales o diócesis tienen que prestar a las personas presas
necesitadas, a sus familias y a sus víctimas).
o Celebrar y compartir la fe.
o Humanizar en lo posible la vida de la cárcel.

4.- Dificultades/Posibilidades pastorales dentro de la prisión
La cárcel tiene mucho de surrealismo. Valorar el hoy, compartir procesos personales, vivir la eucaristía con ellos, escuchar situaciones personales y velar por el respeto y dignidad de las personas presas ya es bastante. Porque desde este mundo, curiosamente, podríamos decir “irreal” ¿qué va a quedar de lo elaborado o planificado desde la no-libertad? No se sabe; realmente es un
misterio.
La cárcel es un espacio absurdo, pero lo es también de gracia. La cárcel ofrece una luz peculiar sobre la vida y sobre el ser humano que sería beneficiosa aprovechar para la labor pastoral de fuera. Cuando “sales de la sociedad” – y la ves desde la cárcel- la realidad se percibe con otros matices.  Dentro es casi imposible caer en la rutina. Se actúa sin estar tan esclavo de ritos y normas litúrgicas o pastorales. Se facilita el encuentro y acompañamiento personal con el ser humano, hermano, hecho polvo, y con toda una vida por delante, si no se le vuelve a truncar. Se urge un análisis de la realidad que está pidiendo alternativas porque este sistema genera mucha injusticia y violencia que provoca marginación y delincuencia.
En definitiva, el estar en la cárcel impide rizar rizos con teorías o planteamientos etéreos . Las celebraciones son allí más vividas y participativas que en las parroquias normales8. Hay un contacto muy enriquecedor con presos del mundo ortodoxo e islámico. Y al ser un espacio civil, se favorece el respeto y el diálogo con el mundo de hoy. Te ves y tratas con muchas personas que no se sienten dentro de la Iglesia, por lo que haces o vives una pastoral más real y misionera.
La cárcel podría y debería ser un taller de evangelización para el hombre de hoy al compartir tan de cerca sus alegrías y tristezas; un taller de catequesis y de valores que construyan y refuercen la dignidad humana; de diálogo inter-religioso, sobre todo con el mundo musulmán; de reflexión y celebraciones ecuménicas; y, especialmente de análisis de la realidad para compartirlo con la pastoral social diocesana y con la denuncia que deberíamos hacer todos más de las causas de las pobrezas que generan tanta cárcel: barrios marginales; extranjeros sin trabajo ni papeles; drogas y alcohol; fracaso escolar; los sin techo; enfermos mentales; familias desestructuradas; abandonados y transeúntes… En fin, que con mucho respeto, la cárcel podría ser para la pastoral de la diócesis un I+D. Pero, ni flores.

5.- Valoración social e institucional de la presencia de la Iglesia
Creo que en general, hay una buena aceptación a nuestra labor y presencia eclesial en la cárcel. Dentro del CP percibo respeto hacia los miembros de capellanía, e incluso aprecio –no por todos desde luego-. Y aunque me consta que en alguna cárcel “se ponen zancadillas” a la presencia del equipo de capellanía, la percepción que tengo de los responsables de la DGIP9 sobre la presencia de la Iglesia en las cárceles es altamente positiva y valorada públicamente.
Pero, por otro lado, en el imaginario colectivo prevalece que nadie quiere ver una cárcel en su término municipal, y ya en el ámbito parroquial vemos cómo quitarnos al niño problemático del grupo de catequesis. Por ejemplo, dónde está el nuevo CP de Estremera. Pues, “cuanto más lejos mejor”. Y lo que decía este compañero Tomás “los pobres molestan”. Y, sin plantear aquí si el Estado tiene que ayudar o no económicamente al capellán, la ayuda con la que se subvenciona “una jornada completa” no llega al salario mínimo interprofesional (600€).
Y la institución eclesial sabe que nuestra presencia en la cárcel da buena imagen. Pero, realmente, no suele estar en el foco pastoral de la mayoría de las diócesis. Sí va siendo práctica habitual que cuando a uno le nombran obispo de una diócesis visite la cárcel; pero, son pocos los obispos que se han preocupado de obtener el carnet de voluntario para ir cuando quieran – algunos lo tienen-. En definitiva, es una pastoral que diocesanamente se va valorando, aunque muy lentamente.

6.- Valoración por parte de los internos de esta pastoral10
“Un 88% califica la labor de Pastoral Penitenciaria con un notable para arriba; un 7% la aprueba con un modesto suficiente, y un 5% la desaprueba con un insuficiente para abajo. Sabiendo que un 75% se declararon católicas, el 15 % pertenecientes a otras religiones y el 10% se confesaron ateas, la valoración que se hace de esta parcela de la Iglesia es bastante positiva por parte de la población reclusa… Y, así, algunos la describen a la Pastoral Penitenciaria como: “Espacio de libertad y de encuentro con Dios”; “En estas circunstancias tristes es de agradecer muestras de afecto y cariño”; “Nos tratan como personas y eso en prisión es todo un lujo. Gracias…”

7.- La Iglesia que me encuentro en la cárcel.
De esta misma encuesta citada: “¿Me siento parte de la Iglesia?, un 47% responden con un rotundo, un 24% afirman que les gustaría estar más integrados, superando apatías y faltas de motivación que llevan a abandonarse por excusas de la propia dinámica de la vida. Frente a este 71% afirmativo está un resto, 29%, que afirma no sentirse parte de la Iglesia…Asimismo un 62% cree que, dentro de la limitación institucional eclesial, predomina el buen testimonio, mientras un 48% resaltan el mal testimonio eclesial fijándose en el poder y riquezas acumuladas”.
“Sobre la Iglesia en general, entre las definiciones que se les presentaron, la que más les gustó fue la de “Pueblo de Dios o Familia de Creyentes en Cristo” (68%). Los que tendieron a valorar la Iglesia de forma negativa optaron por definirla como “gente que va a misa, obispos, curas, monjas...” (26%); persistiendo, detrás, la sospecha que todo es un perfecto montaje para hacer negocio por parte de gente aprovechada”.
Por tanto, me encuentro con una Iglesia: No la de nosotros diferente a la de ellos: Iglesia Una. Filemón 15 “Onésimo ya no será esclavo, pues pasó a ser un hermano muy querido”
Una Iglesia desde los pobres –sencilla, misericordiosa, servicial-: Iglesia Santa. “El sacerdote y el levita de la parábola del Buen Samaritano son incapaces de desmontar la cabalgadura de su autosuficiencia, atiborrada de culto y ritos vacíos; el samaritano se abaja y el herido -ahora atendido y tratado como persona- da categoría y loa a este extraño que se cuela en el relato para llevarle el parabién de todos. El Amor se desarrolla en Kenosis (Fil 2, 5-11), y esto sólo lo pueden comprender y vivir quien se ha encontrado con ese Dios encarnado en nuestra miseria que muy quedamente nos dice: “todo lo mío es tuyo” (Lc 15, 31-32). Quien experimenta este acontecimiento pascual en su encuentro con el Resucitado está destinado a ejercer el don (per-don) en una Eucaristía permanente: “esto es miCuerpo que se entrega por vosotros; haced lo mismo en memoria mía…” (Lc 22,19)”11
Una Iglesia con y por los pobres: Iglesia Católica.
“…Las personas encarceladas son uno de los ámbitos privilegiados para toparnos con el Dios del Evangelio, ya que en su fragilidad se manifiesta - encarna más ampliamente la misericordia de Dios, posibilitando el perdón. Ellos son convocados, con un cariño y ternura especiales, en Eklesia para disfrutar del don de ser ellos mismos. La comunidad eclesial, alimentándose de la misericordia divina, ha de hacer suyas las miserias y carencias de estas personas para pasarlas por el corazón divino y llenarlas de libertad. Ojalá, cuantos nos sentimos Iglesia descabalguemos nuestra comodidad, implicándonos en el dolor de víctimas y agresores, hasta llegar a transformar el lento tiempo de la cárcel en tiempo de Dios, en tiempo de gracia y misericordia…”12. Desde aquí te sitúas muy cerca de la Iglesia de San Carlos Borromeo de Entrevías.
Unos compromisos: Iglesia Apostólica
o Personal:
¡Ojo con las generalidades y juicios sin fundamento! (“No juzguéis y no seréis juzgados” - Mt 7,1-5-; “El que esté sin pecado que tire la primera piedra...”-Jn 8, 7-). Cuando alguien entra en la cárcel algo de “tu cuerpo” entra ahí. Y si los que celebramos y vivimos la misericordia del Padre no vamos a aportar ninguna luz, ni análisis más profundos, ni salidas más esperanzadoras a esta realidad, es mejor que nos callemos. Mejor, antes, nos vendría bien hacernos la siguiente reflexión: “Cuando te contemplas en el otro, en la persona privada de libertad ¿qué imagen te devuelve el espejo? Quizá sea mejor dejar que Dios nos diga cómo nos ve”13
o Hacia el sistema:
􀂃 Favorecer tratamientos alternativos a la cárcel, que alivien el hacinamiento existente en las cárceles y disminuir tiempos en prisión.
􀂃 Animar a que se realicen estudios pormenorizados de los “puntos negros” socio-urbanos y culturales donde se generan más delincuencia en la sociedad para poder intervenir en ellos trabajando programas de prevención y colaborando en ellos.
o Hacia la comunidad eclesial:
􀂃 Dentro de la cárcel:
Cuidar la opción por los más pobres, intentando llegar y escuchar a aquellos que prácticamente no cuentan con casi nadie en la vida. Y hacer ver y colaborar con los profesionales del Centro Penitenciario y los estamentos públicos para intentar que el día que estas personas salgan a la libertad no encuentren el mismo desamparo, o peor, que
en el día que llegaron a la cárcel.
Potenciar la humanización en el CP dedicando tiempo, escucha, actividades, talleres, celebraciones, etc…
􀂃 Fuera:
Crear una plataforma de pastoral penitenciaria diocesana más amplia e imbricada en el resto de la pastoral.
Cuidar la dimensión social y caritativa de la fe en la formación, catequesis…
Llevar esta realidad a las celebraciones litúrgicas.
Más implicación y coordinación en el campo de la prevención y reinserción - acompañando y orientando fuera al desasistido total.
Ofrecer tiempos y espacios para aquellos que realizando “Trabajos en Beneficio a la Comunidad”14 puedan cumplir con la justicia y, a la vez, evitar la cárcel.
Y termino con la cita, con la que me identifico, que hizo J.A. Pagola en su reflexión “Cargar con la cruz” de marzo pasado:
Al final de su vida, el teólogo K. Rahner escribió así: «Creo que ser cristiano es la tarea más sencilla, la más simple y, a la vez, aquella pesada «carga ligera» de que habla el evangelio. Cuando uno carga con ella, ella carga con uno, y cuanto más tiempo viva uno, tanto más pesada y más ligera llegará a ser. Al final sólo queda el misterio. Pero es el misterio de Jesús».


[1] (Cfr. La escena que hay del “samaritano” – Lc 10,33-, por I.Rupnik en la capilla “Redemptoris Mater” del Vaticano)
[2] Las reformas de 2003 aumentaron las penas respecto a los delitos de violencia de género; y las nuevas sanciones penales de tráfico.
4 El 61% son reincidentes; 39% lo son primarios. Lo que pone en cuestión el poco éxito del cumplimiento constitucional de la finalidad de la prisión en su artículo 25: Las penas privativas de libertad y las medidas de seguridad estarán orientadas hacia la reeducación y reinserción social y no podrán consistir en trabajos forzados.
5 Avance del Padrón Municipal a 1 de enero de 2008 . Instituto Nacional de Estadística (INE)
6 www.criminologia.net/pdf/reic/ano4-2006/a42006art1.PDF
7 La capellanía es como “un pepito grillo”. Estamos para todos, pero, sobre todo, para la persona presa.
8 Sólo un ejemplo, por recordar: Con qué fuerza y entusiasmo se fue escuchando entre los internos el texto de la fiesta
de San Pedro y San Pablo de Hech 12,1-11 y las del domingo siguiente (XIV del ciclo A) –que fue la semana en la que
Josito me pidió esta colaboración para la XX Semana de Teología Pastoral-: Zac 9,9-10 y Mt 11,25-30. Al recapacitar
y apreciar estas celebraciones y poderlas contar para todos, respondí a Josito que contara conmigo para la STP.
9 DGIP = Dirección General de Instituciones Penitenciarias; su Directora general actual es Mercedes Gallizo.
10 Sondeo hecho en la cárcel de Picassent a los interno, en 2006, por el mercedario Juan Carlos Fortón.
11 www.archiburgos.org/penitenciaria/documentos/Jubileo2006_Presos_Existen.htm
12 Id.
13 Id.
14 Los beneficiarios suelen ser personas insertadas socialmente, pero que han cometido infracciones leves, sobre todo,de tráfico. Se combina este modo de cumplir con la sociedad con su vida familiar y de trabajo. Es verdad, nos dicen los responsables del Secretariado Nacional de Pastoral Penitenciaria, “que la responsabilidad última corresponde a las administraciones públicas, pero tampoco nos podemos desentender de la “res publica” cuando nos jugamos avances en materia tan sensible como supone esta alternativa a la prisión”. Si tenéis servicios sociales, culturales, etc… no es nada complicado el poneros a disposición a través del Servicio Social Penitenciario que existe en cada Provincia, o a través de cualquiera de los capellanes que os pondría en relación con él. Habría un diálogo previo para compartir las posibilidades y necesidades; estaría esa persona asegurada por la Administración, y no recibiría ningún sueldo, lógicamente, pues se pretende trabajar su solidaridad en beneficio de la sociedad a la que “ha herido” con su comportamiento, según el Juez.

FUENTE: Este artículo es copia de lo publicado en el Boletín Puente nº67, editado por el Departamento de Pastoral Penitenciaria de la Conferencia Episcopal. (Noviembre de 2009)

sábado, 7 de noviembre de 2009

LO QUE NOS SOBRA


Lectura del Evangelio según san Marcos
Enseñaba Jesús a la multitud y le decía: “¡Cuidado con los escribas! Les encanta pasearse con amplios ropajes y recibir reverencias en las calles; buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; se echan sobre los bienes de las viudas haciendo ostentación de largos rezos. Estos recibirán un castigo muy riguroso”. En una ocasión Jesús estaba sentado frente a las alcancías del templo, mirando cómo la gente echaba allí sus monedas. Muchos ricos daban en abundancia. En esto, se acercó una viuda pobre y echó dos moneditas de muy poco valor. Llamando entonces a sus discípulos, Jesús les dijo: “Yo les aseguro que esa pobre viuda ha echado en la alcancía más que todos. Porque los demás han echado de lo que les sobraba; pero ésta, en su pobreza, ha echado todo lo que tenía para vivir”.


LO QUE NOS SOBRA
      

La escena es conmovedora. Una pobre viuda se acerca calladamente a uno de los trece cepillos colocados en el recinto del templo, no lejos del patio de las mujeres. Muchos ricos están depositando cantidades importantes. Casi avergonzada, ella echa sus dos moneditas de cobre, las más pequeñas que circulan en Jerusalén.

Su gesto no ha sido observado por nadie. Pero, en frente de los cepillos, está Jesús viéndolo todo. Conmovido, llama a sus discípulos. Quiere enseñarles algo que sólo se puede aprender de la gente pobre y sencilla. De nadie más.
La viuda ha dado una cantidad insignificante y miserable, como es ella misma. Su sacrificio no se notará en ninguna parte; no transformará la historia. La economía del templo se sostiene con la contribución de los ricos y poderosos. El gesto de esta mujer no servirá prácticamente para nada.
Jesús lo ve de otra manera: «Esta pobre viuda ha echado más que nadie». Su generosidad es más grande y auténtica. «Los demás han echado lo que les sobra», pero esta mujer que pasa necesidad, «ha echado todo lo que tiene para vivir».
Si es así, esta viuda vive, probablemente, mendigando a la entrada del templo. No tiene marido. No posee nada. Sólo un corazón grande y una confianza total en Dios. Si sabe dar todo lo que tiene, es porque «pasa necesidad» y puede comprender las necesidades de otros pobres a los que se ayuda desde el templo.
En las sociedades del bienestar se nos está olvidando lo que es la «compasión». No sabemos lo que es «padecer con» el que sufre. Cada uno se preocupa de sus cosas. Los demás quedan fuera de nuestro horizonte. Cuando uno se ha instalado en su cómodo mundo de bienestar, es difícil «sentir» el sufrimiento de los otros. Cada vez se entienden menos los problemas de los demás.
Sin embargo, como necesitamos alimentar dentro de nosotros la ilusión de que todavía somos humanos y tenemos corazón, damos «lo que nos sobra». No es por solidaridad. Sencillamente ya no lo necesitamos para seguir disfrutando de nuestro bienestar. Sólo los pobres son capaces de hacer lo que la mayoría estamos olvidando: dar algo más que las sobras.


jueves, 5 de noviembre de 2009

Pastoral Penitenciaria: LEY DE EXTRANJERIA AL SENADO


SALVEMOS LA HOSPITALIDAD
Los miembros de la Plataforma ciudadana “Salvemos la Hospitalidad” queremos manifestar nuestra perplejidad por la no incorporación al Proyecto de Ley de Extranjería actualmente en trámite parlamentario de algunas propuestas razonables que hicimos a los Grupos Parlamentarios.
En concreto, volvemos a indicar la perversión de la naturaleza jurídica del Padrón sin ser ley habilitante para ello. De aprobarse la Ley, el Padrón se convertiría en un instrumento de control y filtro que impediría el acceso a los derechos económicos, sociales y culturales contenidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, en el correspondiente Pacto Internacional de 1966 y en la Constitución Española. Se iniciaría así una peligrosa senda en la que se distinguirá a efecto de plenitud de ejercicio de derechos humanos entre personas y no personas.
De promulgarse la Ley, los/as Representantes del Pueblo deberían proceder a empadronarse en sus domicilios reales en elemental y ejemplar aplicación del principio de igualdad ante la Ley.
No podemos silenciar el inútil, doloroso y económicamente caro incremento del tiempo de internamiento en un CIE de los extranjeros. A pesar de las sensatas propuestas alternativas, el Gobierno sigue empeñado casi en solitario en extender a 60 los días de encerramiento cautelar (ER-IU-ICV solicita 40 días, el PP 40 días de manera ordinaria, ampliables 20 días más motivadamente)
Expresamos nuestro malestar por los “modos” del Gobierno en la tramitación de esta ley.  Con fecha 28 de octubre de 2009 se nos comunica oficialmente que en sesión de 27 de octubre de 2009 se acuerda trasladar a los Portavoces de Trabajo e Inmigración del Congreso nuestras propuestas; obviamente no han podido ser ni siquiera leídas por falta material de tiempo, máxime cuando se votó la ley en el Pleno de Congreso  el 29 de octubre. Idénticas prisas y falta de talante democrático podría  apreciarse en el  Senado, si se torna en mecánico validador de lo aprobado en el Congreso y accede a tramitar por vía de urgencia una ley de tanta trascendencia que van votar los Sres. y Sras. Senadores/as ¡sin tiempo material para leerla, siquiera por encima, y menos para tomar en consideración las enmiendas!
Entre tanto, la página web del PSOE anuncia que la reforma legal cuenta con el aplauso y consenso de las ONG, obviando las profundas  críticas recibidas desde más de 500 entidades de todo el Estado desde el único deseo de contribuir a mejorar la ley.
Con todo, esperamos de la dignidad personal y política de los Sres. y Sras. Senadoras dispongan un procedimiento de tramitación NO URGENTE que facilite el tiempo suficiente para poder dar una lectura completa al texto de la ley y a considerar las enmiendas propuestas por los grupos cívicos.
           
            POR LA PLATAFORMA SALVEMOS LA HOSPITALIDAD,
                             (www.hospitalidad.aldeasocial.org)

José Luis Segovia Bernabé. Profesor de universidad. Salamanca
María Dolores Rodríguez Peláez. Ciudadana.
Julián Carlos Ríos Martín. Profesor de universidad. Madrid
Miguel Santiago. Profesor de Instituto. Córdoba
Ramón Sáez Valcárcel. Magistrado. Madrid
Daniel Izuzquiza Regalado. Sacerdote jesuita. Madrid
Pilar Sánchez Álvarez. Abogada. Madrid
Enrique Romá Romero. Veterinario. Alicante
Javier Baeza Atienza. Sacerdote. Madrid
Guillermo Toledo. Actor
Félix Pantoja García. Fiscal
Luis Guitarra. Cantautor. Madrid
Siro López. Artista. Madrid
Rafael Pascual Díez. Abogado. Madrid
Manuel Gallego Díaz. Profesor de Universidad. Madrid

miércoles, 28 de octubre de 2009



«Estuve preso y vinisteis a verme,
salí de la cárcel
y me acompañasteis»

José SESMA LEÓN*[1]

Introducción
El Concilio Vaticano II proclama la solidaridad de la Iglesia con el género humano y su historia, asumiendo como propios «los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren»[2].

Sin duda alguna, entre los pobres, tristes y angustiados de nuestros tiempos están también los presos, puesto que –en expresión de Bernardino de Sandoval– «no hay nadie más triste ni más pobre que el preso encarcelado»[3], ya que se ven privados hasta de la limitada libertad de que disfruta el pobre.

La pastoral penitenciaria
Cristo defendió y promovió la dignidad del hijo pródigo, de los publicanos, de los leprosos, de la adúltera, de las prostitutas... como personas e hijos de Dios, asumiendo voluntariamente la experiencia penitenciaria (detenido, encarcelado, juzgado, sentenciado, condenado y ejecutado). Afirmó la dignidad inviolable de cuantos la sociedad de cada
época condena, aísla y margina en las prisiones.

La Iglesia, fiel a Cristo (Mt 25,35ss) y solidaria con los más pobres, desde sus mismos orígenes trata de salvar con su acción pastoral la persona del hombre todo entero, con su cuerpo y alma, con su corazón y conciencia, con su inteligencia y voluntad, como miembro doliente de una sociedad humana que renovar[4].

La Pastoral Penitenciaria en España, entendida como «acción de la Iglesia particular o diocesana en el mundo penitenciario, a favor de las personas que viven, han vivido o se hallan en riesgo de vivir privadas legalmente de la libertad, y de sus víctimas»[5], es relativamente joven y se halla en pleno desarrollo.

El proceso se inició con el escrito de los capellanes funcionarios de prisiones al Presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE) solicitando su integración en el organigrama pastoral de la CEE (Madrid, 17 de septiembre de 1970), y se fundamentó mediante la firma del Acuerdo Jurídico entre la Santa Sede y el Gobierno español (Roma, 3 de enero de 1979), con el que se finiquitó la larga etapa (142 años) de Asistencia Religiosa Carcelaria realizada por los capellanes funcionarios,
y se reasumió por las diócesis españolas la atención pastoral en los Centros Penitenciarios mediante capellanes nombrados por el Obispo respectivo.
La atención pastoral en las cárceles se halla actualmente regulada por los Acuerdos firmados con la Conselleria de Justícia de la Comunidad Autónoma de Cataluña[6] (Barcelona, 10 de julio de 1987) y el Ministerio de Justicia (Madrid, 20 de mayo de 1993).

La atención pastoral en las cárceles se halla actualmente regulada por los Acuerdos firmados con la Conselleria de Justícia de la Comunidad Autónoma de Cataluña[7] (Barcelona, 10 de julio de 1987) y el Ministerio de Justicia (Madrid, 20 de mayo de 1993).


Ámbito de la pastoral penitenciaria
La Pastoral Penitenciaria, que, en razón de su concreta localización y la exclusividad de sus destinatarios, comenzó a denominarse Pastoral Carcelaria, encuentra ya estrecha esta denominación (Pastoral Penitenciaria) y se halla en búsqueda de una nueva que exprese mejor su naturaleza y misión en los Sectores de Prevención, Prisión e Inserción, realizada por las Áreas Religiosa, Social y Jurídica en cada uno de dichos Sectores. Frecuentemente se la denomina ya Pastoral de Justicia y Libertad, incluyendo en esta denominación a todos los destinatarios de dicha Pastoral: delincuentes y víctimas.

Objetivos pastorales
El Papa Juan Pablo II concretó en su Mensaje para la celebración del Jubileo en las Cárceles[8] los objetivos de la Pastoral Penitenciaria:

1. Llevar a los hombres y mujeres privados de libertad la paz y serenidad de Cristo resucitado (1-b)
2. Ofrecer a quien delinque un camino de rehabilitación y reinserción positiva en la sociedad (5-b)
3. Hacer todo lo posible para prevenir la delincuencia (5-b)

Connotaciones de la pastoral penitenciaria
Según Juan Pablo II[9], las principales connotaciones de la Pastoral Penitenciaria (fundamentada –entre otros– en los principios de: a] la presencia amorosa de Dios en nuestras vidas, b] la perfectibilidad humana, c] la justicia restaurativa, y d] la opción por alternativas a la privación de libertad) son éstas:
• Pastoral de encuentro personal con Cristo.
• Pastoral de libertad y esperanza.
• Pastoral de reconciliación y perdón.
• Pastoral de comunión e integración.
• Pastoral de animación y promoción.

En la Pastoral Penitenciaria, al igual que en todas las Pastorales sectoriales, se hallan y realizan (a través de los agentes pastorales designados por el Obispo: capellanes, delegados/as, voluntarios/as) todas las dimensiones de la Pastoral:

1. Desde el Área Religiosa, las dimensiones:
• Profética (anuncio de la Palabra, formación catequética, extensión de la fe).
• Litúrgica (eucaristía, sacramentos, oración).
2. Desde las Áreas Social y Jurídica, la dimensión:
• Caritativa (visitar, acoger, conocer, atender, escuchar, orientar, informar, formar, ayudar... a las personas presas y a sus familias).

Perfil personal y tipología delictiva
Para la atención pastoral individualizada de las personas encarceladas, en sus demandas y necesidades, es conveniente conocer el perfil de su personalidad, respetando absolutamente la confidencialidad, la causalidad y la tipología específica de su delito.

A. Perfil de las personas encarceladas[10]
• Sexo: Varón (92,91 %) – Mujer (7,09 %).
• Edad: Joven menor de 31 años (36,87 %) – Adulto menor de  41 años (34,67 %) – Adulto mayor de 42 años (28,46 %).
            • Origen: Español (64,66 %) – Extranjero (35,34 %).
• Situación sanitaria: Enfermos mentales (25 %).
• Situación económica: disponibilidad máxima de 1000 euros/mes (30%).
• Situación familiar: Sin familia (20,00 %) – De ambiente familiar deteriorado y económicamente muy bajo (80,00 %).
• Situación cultural: Analfabetos totales (17,00%) – Analfabetos funcionales (34,00 %).
• Situación laboral: Sin trabajo al ingresar (59,00 %).
• Situación religiosa: creyentes (40%); no creyentes (31%); con experiencia positiva en su relación con la Iglesia (57%); sin experiencia de relación alguna con la Iglesia (38%).

B. Tipología delictiva
Si se toma como referencia la tipología mínima que, ya en abril de 1992, se establecía en el Cuaderno 45 de la Colección «Cristianismo y Justicia»[11], en los conglomerados humanos de las cárceles hallamos a «delincuentes profesionales (personas que voluntariamente han optado por la actividad delictiva y viven la cárcel como accidente laboral), accidentales (personas que por irreflexión o accidente se han visto involucradas en hechos delictivos sancionados con prisión), ideológicos (personas que actúan contra el orden legalmente establecido, independientemente del trato o cualificación que reciban desde la legalidad vigente) y forzados (personas que por circunstancias ajenas a su voluntad –familiares, sociales, culturales, etc.– han podido sobrevivir viviendo al margen de la ley). Estos “delincuentes forzados” constituyen el grupo más amplio (aproximadamente las dos terceras partes de la población reclusa) y el que merece mayor atención por nuestra parte, ya que es el colectivo más desesperanzado, “nacidos para perder”, “los abandonados de Dios” o, simplemente, los continuadores de los antiguos esclavos de la sociedad».
  

TIPOLOGÍA DELICTIVA DE LA POBLACIÓN RECLUSA PENADA
CÓDIGO PENAL VIGENTE

DELITOS

31-12-2006


31-12-2007

31-12-2008
V
M
T
V
M
T
V
M
T
Homicidio y sus formas
2179
148
2327
2404
172
2576
2572
147
2719
Lesiones
1983
83
2066
2177
117
2294
2413
127
2540
Contra la libertad
483
23
506
496
20
516
621
29
650
Contra la libertad sexual
2690
28
2718
2975
41
3016
3277
36
3313
Contra el patrimonio y el orden socioeconómico
19747
1295
21942
19568
1292
20860
20993
1361
22354
Contra el honor
9
1
10
7
0
7
10
0
10
Contra las relaciones familiares
738
19
757
911
19
930
1282
20
1302
Contra la salud pública
11165
1624
12789
11641
1756
13397
12752
2000
14752
Contra la seguridad del trafico
210
7
217
270
5
275
597
7
604
Falsedades
414
53
467
532
65
597
562
63
625
Contra la administración pública
43
3
46
37
2
39
56
6
62
Contra la Administración de justicia
577
17
594
752
33
785
1035
45
1080
Contra el orden público
999
54
1053
1164
71
1235
1306
80
1386
Resto de delitos
956
51
1007
1220
70
1290
1428
94
1522
Por faltas
91
5
96
63
5
68
99
7
106
No consta
347
47
394
380
58
438
344
31
375
TOTALES
42631
3458
46089
44597
3726
48323
49347
4053
53400
V.- varones      M.- mujeres     T.- totales
Fuente: Instituciones Penitenciarias. Servicio de Planificación y Seguimiento (Diciembre 2008)


Preocupaciones y ocupaciones de la pastoral penitenciaria
En el ámbito de la prevención, se promueve la sensibilización de las comunidades cristianas en lo ya constado por el IV Congreso Nacional de Pastoral Penitenciaria (Sevilla, 29 octubre – 01 noviembre de 1992): «La gran mayoría de los internos/as han vivido ya con sus Derechos Humanos conculcados antes de su ingreso en prisión: salud, educación, trabajo, familia, vivienda, igualdad de oportunidades, etc.»[12].

Con respecto a la posibilidad de conocer a tiempo las causas y actuar con eficacia para prevenir la delincuencia, la periodista Ana Macpherson divulgó en la prensa de Barcelona[13] las conclusiones del estudio realizado y presentado por el profesor de Psicología Criminal de la Universidad de Cambridge, Dr. David Farrington, sobre los «seis factores de riesgo que duplican las posibilidades de que un niño acabe pasando por la cárcel antes de los 32 años: hiperactivos, mal comportamiento en la escuela, baja inteligencia, escasos ingresos familiares, padres en la cárcel, crianza deficiente». Sin embargo, «entrenar a los padres para educar, mejorar la enseñanza y ayudas económicas reducirían a la mitad la delincuencia».

En consecuencia, y dado que siempre es «mejor prevenir que curar», la Conferencia Episcopal Española creó[14] –a petición de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, e integrada en el Departamento de Pastoral Penitenciaria– la Sección de Menores para la atención pastoral de los infractores en España menores de edad.

Con respecto a lo que podemos llamar antesala de la prisión, preocupa la carencia de una legalidad que posibilite y normalice en comisarías o cuarteles la atención pastoral a las personas detenidas por
las Fuerzas de Seguridad, de las que un 90%, aproximadamente, quedan en libertad, pero con el trauma de la detención sufrida y la ficha policial.

A modo indicativo, he aquí las personas que fueron detenidas en la ciudad de Barcelona en los años 1991, 2001, 2004 y 2007 y las que terminaron
ingresadas en prisión:

BARCELONA
1991
2001
2004
2007
Detenidos
26067
22879
23603
29435
Puestos en libertad
11246
6940
10617
16263
Pasan a juzgado de guardia
14821 (56,8%)
15939 (69,7%)
12986(55%)
13172 (44,7%)
Puestos en libertad
11202
13586
10913
11251
Ingresan en prisión
3619 (13,9%)
2353 (10,3%)
2073 (8,8%)
1921 (6.5%)

Fuente: Memoria Anual del Juzgado Decano de Barcelona

En la prisión, se lleva a cabo la misión pastoral mediante las actividades establecidas en el Art. 2º del Acuerdo sobre asistencia religiosa católica en los Establecimientos penitenciarios[15] (Madrid, 20 mayo 1993), hechas efectivas por 146 capellanes y 2.821 voluntarios/as, con el apoyo y la ayuda de 65 Delegaciones diocesanas.
Las actividades realizadas por la Capellanía (capellanes y voluntarios/as) en el interior de las prisiones, previamente aprobadas por el Centro Penitenciario[16], son –según necesidades (perfil personal y tipología delictiva de los internos/as) y características de cada Centro– las siguientes: celebraciones litúrgicas; oración; acompañamiento pedagógico-pastoral; catequesis; cursos bíblicos; formación varia; actividades deportivas; talleres ocupacionales; terapias de grupo; teatro y actividades lúdicas; atención y acompañamiento a hijos de internas; salidas programadas; acompañamiento en salidas terapéuticas; atención a familiares ...

Además de estas actividades, he aquí algunas de las principales preocupaciones de la Pastoral Penitenciaria:

• El constante aumento de la población penitenciaria, que, sin numerus clausus establecido, desborda día a día la capacidad de los Centros Penitenciarios y, dada la masificación deshumanizadora existente, dificulta la atención pastoral individualizada. En coordinación con otras muchas instituciones eclesiales y no eclesiales, la Pastoral Penitenciaria se esfuerza en la búsqueda y oferta de alternativas a la prisión.

• La posible situación de indefensión o de discriminación en cuanto a medios ordinarios para una justa defensa, en que puedan hallarse personas que, detenidas en determinadas provincias, terminan
ingresando como preventivas en Centros Penitenciarios más o menos limítrofes, pero siempre alejadas del Juzgado que instruye la causa y del abogado, mayoritariamente del Turno de Oficio, que procura su defensa (En Aragón: Huesca (varones y mujeres) y Teruel (mujeres); en Baleares: Menorca (varones y mujeres); en Canarias: El Hierro (varones y mujeres), Fuerteventura (varones y
mujeres) y La Gomera (varones y mujeres); en Castilla-La Mancha: Guadalajara (varones y mujeres) y Toledo (mujeres); en Castilla-León: Burgos (mujeres), Segovia (mujeres), Soria (mujeres) y Zamora (varones y mujeres).

• La situación de los penados/as extranjeros que, cumplida su condena, vienen siendo expulsados. Desde el Área Jurídica se realizan estudios y gestiones con la esperanza de que, en aquellos casos en los que se da un buen pronóstico de vida honrada en libertad (emitido por la propia administración penitenciaria), cabría abrir un período de «residencia a prueba» que posibilitase su estancia legal en España en el caso de que el proceso continuase satisfactoriamente.
• La situación de los enfermos mentales que, internados en Hospitales Psiquiátricos Penitenciarios, se hallan alejados de su entorno familiar y social. Desde el año 2002, el Área Social de Pastoral Penitenciaria organiza anualmente Encuentros nacionales sobre «Enfermos Mentales – Prisión» para informar y sensibilizar a la sociedad (eclesial y civil) acerca de esta dolorosa realidad, normalmente desconocida, y hallar entre todos soluciones sanitarias y legales que faciliten la inserción normalizada de estas personas enfermas en la sociedad.

• La formación de capellanes y voluntarios/as para la misión pastoral específica en los Centros Penitenciarios, con conocimientos básicos de la legalidad penal y penitenciaria vigente y dotados de
cualidades (personas de fe y con sentido eclesial, orantes, vocacionadas, equlibradas psicológica y emocionalmente, en proceso de permanente formación, con capacidad de coordinación y, a poder ser, dotadas de buen humor...) y actitudes (las manifestadas por Cristo en la parábola del buen Samaritano[17] y en la enseñanza póstuma del lavatorio de los pies[18]) que les capaciten para acoger, escuchar y atender en sus necesidades espirituales (fe, sacramentos, oración) y no espirituales (familiares, culturales, sociales, laborales, jurídico-penales, jurídico-penitenciarias...) a cuantas personas libremente acudan a ellos en los espacios y tiempos de libertad procurados por la Capellanía en los Centros Penitenciarios.

• La defensa y promoción permanente (dentro y fuera de las cárceles) de la libertad como don confiado por Dios a cada persona, de la dignidad de hijos/as de Dios y de la reconciliación consigo mismo, con el prójimo (familia, víctimas...) y con Dios.
Y en la post-prisión, frecuentemente temida por personas que cumplen largas condenas, la Pastoral Penitenciaria procura facilitar en las diócesis los necesarios «puntos de apoyo» (acogida, acompañamiento, orientación, ayudas psicológicas...) para hacer efectivas las esperanzas despertadas por la acción pastoral de las Capellanías en las personas encarceladas: integración familiar; cualificación y ocupación laboral; autonomía personal y económica; vivienda de alquiler o propia; vida sana y sin adicciones... para que pueda «conquistar» por sí mismas su inserción o reinserción social con dignidad y credibilidad.

De este modo, la Pastoral Penitenciaria diocesana colabora con sus recursos (Centros de Acogida, Servicios Sociales, formación laboral y capacitación profesional, etc.) en la reducción progresiva de la reincidencia, mayoritariamente causada por la vuelta del liberto al medio y las circunstancias que posibilitaron su ingreso en prisión; y, en no pocos casos, por la seguridad que tiene el reincidente de encontrar en la cárcel lo que no consigue como persona libre en la sociedad: satisfacer sus necesidades de comida, cama, salud, compañía, amistad, reconocimiento...

El síndrome de «muerte social»
Con harta frecuencia, los servicios diocesanos de Pastoral Penitenciaria atienden a personas que viven en libertad con una sensación íntima de «muerte social»: marcadas por la cárcel, se sienten «selladas» por los antecedentes policiales y penales.
Saben que la sociedad desconfía de ellas; que los puestos de trabajo les serán en muchos casos sistemáticamente negados; que por falta de trabajo no dispondrán de medios económicos suficientes para sustentar a su familia ni a sí mismas; que sin aval o garantía suficiente no podrán ni siquiera alquilar un piso, por modesto que sea...
Son hombres y mujeres que, injusta y desgraciadamente, terminan por sentirse muertos vivientes que deambulan por las calles de nuestra sociedad.
Síndrome que, con el título «Cuando la libertad da miedo», describía una mujer presa en estos términos: «Si estoy aquí, mucha gente dirá que una santa no soy, y yo tampoco les quitaré la razón. Pues llega un momento, desde que estoy aquí dentro, en que, aunque no te lo merezcas, llegas a creerte que sí, que tienes que estar y que tienes que luchar para que no te vuelva a pasar más, cuando cumplas tu condena y salgas en libertad. Yo tengo aquí dentro unas “más conocidas”, a las que tampoco puedo llamar “amigas”... Me comentan que cuando llegue ese día de libertad, por el que tanto suspiran y tanto deseamos, les da miedo. Miedo a la sociedad, miedo al rechazo de la gente, miedo a no saber adaptarse después de tanto tiempo aquí... Dicen que aquí las encerraron en su día, con o sin razón, pero que aquí están. Y cuando les llegue la libertad, ¿qué podrán hacer? ¿Les darán trabajo? ¿Tendrán en la vida una segunda oportunidad? Pues una vez que pisas estos muros ya quedas marcada como un bicho raro. Vas a buscar trabajo, y nada más que vean tu expediente te dicen que no te pueden coger. Me paro a reflexionar por qué la sociedad es así. Por qué no nos dan la oportunidad de ser gente normal, de volver a poder sentirnos útiles para nosotras, y también para la sociedad...
Quisiera pedir algo en voz alta. Que si alguien lee estas líneas que escribo, tenga corazón y piense que la gente que estamos aquí no somos bichos raros. Somos personas que tuvimos mala suerte, o un mal momento, o que nos metimos en sitios equivocados. Y seguro que la mayoría de nosotras no tuvimos las oportunidades suficientes parea ser una mujer buena. Os pido que esa libertad que yo también deseo y espero me llegue cuando me corresponda, no me haga volver aquí, porque no sepa cómo hacer para incorporarme a la sociedad, porque aparezca como un bicho raro por haber estado
aquí... Cuando salimos, no encontramos esa oportunidad que a gritos pedimos y que no nos dan. ¿Por qué?...»[19] .  Pregunta que de todos, comunidades cristianas y sociedad, reclama y espera una respuesta de inserción positiva, posibilitando la «resurrección social» a cuantas personas viven «socialmente muertas» en nuestra sociedad del bienestar.


[1] * De la Orden de La Merced. Director del departamento de Pastoral Penitenciaria de la Conferencia Episcopal Española. Madrid. <penitenciaria@conferenciaepiscopal.es>.
[2] VATICANO II, Gaudium et Spes (Proemio, 1).
[3] Bernardino de SANDOVAL, Tratado del cuidado que se debe tener de los presos pobres, 2-3. Impresor Miguel Ferrer, Toledo 1564 (Reproducción facsímil). 54 páginas.
[4] Cf. Vaticano II, Gaudium et Spes (Proemio, 3).
[5] VII Congreso Nacional de Pastoral Penitenciaria (Madrid, 16-18 septiembre de 2005), en Corintios XIII 114-115, p. 494).

[6] Nota: Las competencias penitenciarias fueron transferidas a Cataluña mediante Real Decreto 482/1983, de 28 de diciembre
[7] VII Congreso Nacional de Pastoral Penitenciaria (Madrid, 16-18 septiembre de 2005), en Corintios XIII 114-115, p. 494)
[8] Ciudad del Vaticano, 24 de junio de 2000.
[9] JUAN PABLO II, Mensaje para el Jubileo en las Cárceles, Ciudad del Vaticano, 24 de junio de 2000.

[10] Datos y porcentajes tomados, como aproximación a la situación religiosa en las cárceles de España, de lo publicado por Juan C. FORTÓN LEDESMA en La Iglesia y los presos (Semana de Pastoral Penitenciaria, 18-24 septiembre de 2006) bajo el título «¿Cómo ven los presos a la Iglesia?», pp. 6-9; C. MARTÍNEZ DE TODA, Marco para un Plan de Pastoral Penitenciaria, Fundación «Agape», Madrid 2005. pp. 142-143.

[11] AA.VV., La fábrica del llanto. Cárceles y sociedad democrática, Barcelona, abril 1992, p. 8.

[12] Cf. «Conclusiones del Congreso», en Corintios XIII 68 (octubre-diciembre 1993), pp. 275-276
[13] Cf. Diario La Vanguardia, Barcelona, 10 de abril de 1994. Página de «Sociedad».
[14] Reunión n. 321 del Comité Ejecutivo de la CEE. Madrid, 10 de enero de 2008.

[15] Art. 2: «La asistencia religiosa católica comprenderá las siguientes actividades:
• Celebración de la santa Misa los domingos y festividades religiosas y, potestativamente, cualquier otro día.
• Visita a los internos, así como recepción en su despacho, por parte del sacerdote encargado de la asistencia religiosa; atención a los que deseen hacer alguna consulta o plantear sus dudas o problemas religiosos.
• Instrucción y formación religiosa y asesoramiento en cuestiones religiosas y morales.
• Celebración de los actos de culto y administración de los sacramentos.
• Aquellas otras actividades directamente relacionadas con el desarrollo religioso del interno.
• Colaboración en la humanización de la vida penitenciaria».
[16] Cf. Instrucción 4/2007 sobre «Intervención de organizaciones no gubernamentales, asociaciones y entidades colaboradoras en el ámbito penitenciario», Madrid, 7 de febrero de 2007.

[17] Lc 10,29-37.
[18] Jn 13,1-15

[19] M.A., «Cuando la libertad da miedo»: La Puerta 48 (septiembre-octubre 2005), pp. 8-9.