jueves, 22 de julio de 2010

Nosa Señora dos Remedios de Teixeiro


1.- CONCEPTO DE ADVOCACION MARIANA
Una advocación mariana se refiere a alguna aparición, don o atributo de la Virgen María. La Iglesia reconoce múltiples advocaciones en torno a la figura de la Madre de Cristo, a las cuales se rinde culto de diversas maneras. Existen dos tipos de advocaciones: las de carácter místico, relativas a dones, misterios, y actos sobrenaturales de la Virgen, como son la Anunciación, Asunción, Presentación, etc; y las apariciones terrenales, que en muchos casos han dado lugar a la construcción de santuarios dedicados a la Virgen, como el Nuestra Señora del Pilar, Nuestra Señora de Lourdes, Nuestra Señora de Fátima, Nuestra Señora de Torreciudad, Nuestra Señora de los Remedios, etc. Estas advocaciones a menudo dan lugar a múltiples patrocinios de pueblos, ciudades países, o de diversas entidades y cofradías. Las advocaciones marianas se suelen nombrar con las fórmulas “Santa María de”, “Virgen de” o “Nuestra Señora de”.
Igualmente, las advocaciones suelen dar lugar en muchos casos a nombres propios femeninos, compuestos del nombre María y su advocación: María del Carmen, María de los Dolores, etc.
Su celebración, transcurre a lo largo de todo el año, pero en la mayoría de los casos, se hace el día 8 de septiembre, el día que la Iglesia celebra las “Apariciones de la Santísima Virgen en los más célebres santuarios”, y en los que litúrgicamente se celebra la fiesta de la Natividad de Nuestra Señora, es decir, el nacimiento de la Virgen María.

2.- EL NOMBRE DE MARIA

María es el nombre que se usa en los evangelios para referirse a la madre de Jesús de Nazaret. Para los cristianos católicos, ortodoxos, anglicanos y otros grupos cristianos orientales, son más usadas las expresiones «Santísima Virgen María», «Virgen María» y «Madre de Dios». En el Islam se usa el nombre árabe Maryam. Para los hebreos el nombre no era un simple apelativo, estaba íntimamente ligado a la persona, por ello usaban nombres que describían la personalidad, el carácter, así era muy usada la expresión "su nombre será tal" cuando se le quería designar una misión o un carácter especial al niño/a que iba a nacer.

María es un nombre conocido en el Tanaj o Antiguo Testamento por haber sido nombre de la hermana de Moisés y Aarón, originalmente escrito como Miryām, la versión de los Setenta lo menciona como Mariám, el cambio en la primera vocal señala tal vez la pronunciación corriente, la del arameo, que se hablaba en Palestina antes del nacimiento de Cristo. Al igual que con los nombres de Moisés y Aarón, que fueron tomados con sumo respeto, el de María no se usó más como nombre común, pero la actitud cambió con el tiempo y fueron puestos como señal de esperanza por la era mesiánica. En el texto griego del Nuevo Testamento (versión de los Setenta) el nombre usado era Mariám. María sería probablemente la forma helenizada de la palabra; y aunque en la Edad Media se le buscaron significados bastante más piadosos que exactos, actualmente y según los últimos estudios: "Alteza" o "Ensalzada" serían los significados más próximos al nombre de origen hebreo.

Vida

María es mencionada por su nombre por primera vez al escribirse el evangelio más antiguo, el evangelio según san Marcos, pero de forma tangencial. En el evangelio según san Mateo se la menciona con motivo de la narración de la concepción milagrosa de Jesús y de su nacimiento y huida a Egipto. Aquí el evangelista menciona que es María aquella de quien habló el profeta Isaías al decir: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo a quien pondrán el nombre de Enmanuel, que traducido significa: "Dios con nosotros".

El evangelio según san Lucas es el que más datos da sobre María, al desarrollar con más detalle los temas de la infancia de Jesús, algunos de los cuales se amplían más abajo: la Anunciación, la Visita a Isabel, el Nacimiento de Jesús, la Presentación de Jesús en el Templo (aquí el anciano Simeón le profetiza: a ti misma una espada te atravesará el corazón, aludiendo al dolor de María durante la Pasión de su Hijo) y la pérdida de Jesús y su hallazgo en el templo. También es san Lucas quien dice que María conservaba estas cosas y las meditaba en su corazón. En el evangelio según san Juan, Jesús hace su primer milagro a pedido de ella, en Caná. Y en la cruz, la entrega como madre a san Juan mismo, y san Juan es entregado a María como hijo. Muchos teólogos han visto en esta entrega la proclamación simbólica de María como Madre de la Iglesia, es decir, de todos los cristianos, figurados en la persona de Juan.

También se le menciona en los Hechos de los Apóstoles como miembro destacado de la comunidad cristiana primitiva.

Padres y familia

Los padres de la Virgen se llamaban Joaquín y Ana. Estos datos los sabemos por el Protoevangelio de Santiago, uno de los evangelios apócrifos más famosos y tomado como referencia para muchos datos piadosos sobre la vida de la Virgen María. Sin embargo, no se tiene certeza de si María tuvo hermanas. La duda subsiste por ciertos datos del evangelio de San Juan y San Mateo que citan a una "hermana de su madre" quien sería la tal María de Cleofás. Hegesipo menciona a esa María como esposa del hermano de José y por tanto cuñada de María pero no elimina la posibilidad de que sea hermana de la Virgen.

Matrimonio

Los evangelios hacen aparecer a María cuando narran la concepción de Jesús. Según lo que narran se puede ver que María en ese momento era prometida de José de Nazaret. Los relatos evangélicos se inician después de los desposorios de María con San José. El evangelio según san Lucas dedica dos capítulos a la concepción e infancia de Jesús. Es en San Lucas también donde es llamada “llena de gracia”, "bendita entre todas las mujeres", y "madre del Señor". Según la tradición judía de aquel momento, los jóvenes varones se desposaban entre los dieciocho y veinticuatro años, mientras que las jóvenes mujeres a partir de los doce años eran consideradas doncellas, y a partir de esa edad podían desposarse. El matrimonio judío tenía dos momentos, desposorio y matrimonio propiamente dicho: el primero era celebrado en la casa de la novia y traía consigo acuerdos y obligaciones, aunque la vida en común era preciso. Si la novia no había estado casada antes se esperaba un año después del desposorio para llegar a la segunda parte, el matrimonio propiamente dicho, y en donde el novio llevaba solemnemente a la novia desde la casa de sus padres a la de él.

Anunciación

La presencia de María en los relatos bíblicos comienza con la narración de la aparición del Arcángel Gabriel a María, según lo relata el evangelista San Lucas: "Y al sexto mes, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre que se llamaba José, de los descendientes de David; y el nombre de la virgen era María. Y entrando el ángel, le dijo: ¡Salve, muy favorecida! El Señor está contigo; bendita eres tú entre las mujeres."
La Visita a Isabel
María, ya embarazada, visita luego a su prima Isabel, ya que el ángel Gabriel le había anunciado que también ella, aunque ya anciana, estaba encinta, señal de que para Dios no hay imposibles. Viaja María a la ciudad de Judá, que actualmente se conoce como la ciudad de Aim Karim situada a seis kilómetros y medio al oeste de Jerusalén. Al llegar María los evangelios narran que el niño que tenía Isabel en su vientre dio un salto que fue interpretado como de alegría, Isabel reconoce luego a María como la "Madre de su Señor" y la alaba. María responde a Isabel con un canto de alabanza ahora llamado Magnificat", canto inspirado en varios salmos que María debía conocer En él, María predice que “todas las generaciones la llamarán bienaventurada”
Nacimiento de Jesús

Lucas narra el nacimiento de Jesús señalando todas las circunstancias del suceso: “Ante un edicto de César Augusto que ordenaba un censo, José y María viajan desde Nazaret en Galilea hacia Belén en Judea. Estando en Belén, llegó la hora de dar a luz y María tiene que tener el parto en un pesebre ya que todos los lugares estaban llenos”.

María en la Iglesia Católica

A pesar de ser una figura casi oculta en los evangelios (con pocas menciones), la atención sobre la persona de María fue creciendo con el paso de los siglos, apareciendo en las reflexiones sobre ella todo tipo de virtudes y cualidades.
Ya en el Concilio de Nicea, celebrado el año 325 d.C. se dio a su figura un papel muy importante. En el I Concilio de Constantinopla, celebrado el año 381 d.C., se entabló una disputa entre Nestorio, patriarca de Constantinopla, y Cirilo, obispo de Alejandría. Esta disputa se acabaría en el Concilio de Efeso afirmando y proclamando a la Virgen como “Agia kai Theotohos”, (Madre de Dios), por la doble naturaleza de Cristo: la humana y la divina.
En el siglo VII ya eran muy frecuentes las fiestas marianas, así se conmemoraba la Anunciación, la Natividad, la Purificación o Dormición de la Virgeni.
En el siglo X se popularizó el Ave María y en siglo XI se rezaba el Angelus por las tardes, hasta que en el siglo XV se implantó el sábado como día de la semana dedicado a la Virgenii.

Cuestiones teológicas

Como ya hemos mencionado, la Iglesia le da a María el título de theotokos, 'Madre de Dios', en el Concilio de Efeso. Según la teología católica, es correcto denominarla de esta forma, pues, Jesús unía en una misma persona dos naturalezas (la humana y la divina), y cuando se habla de María como Madre de Dios se refiere a María como madre de Jesús en toda su persona (humana y divina). Por tanto, es correcto, el referirse a María como Hija de Dios Padre, Madre de Dios Hijo, y Esposa del Espíritu Santo. Su razonamiento lógico es el siguiente; "Si Jesús es Dios y María es madre de Jesús, entonces María es Madre de Dios". La encarnación significa que en un instante la segunda Persona de la Trinidad, el Verbo, de naturaleza divina, asumió plenamente la naturaleza humana, sin menoscabo de su condición divina, al ser concebido milagrosamente en María. Como fue instantánea y esencial, María en ese momento empezó a ser madre de Jesús: Hombre-Dios.

En 1854, se produjo la proclamación, por parte del Papa Pío IX del dogma de la Inmaculada Concepción: María fue liberada del pecado original en su propia concepción, de manera que vivió una vida completamente sin pecado. Por tanto, la Iglesia Católica considera dogma de Fe que "la Santísima Virgen, en el primer instante de su concepción, por singular gracia y privilegio concedido por Dios omnipotente, en previsión de los méritos de Jesucristo Salvador del género humano, fue preservada inmune de toda mancha de pecado original"
Finalmente en 1950 se declaró el dogma de la Asunción de la Virgen: María fue Ascendida al Cielo al finalizar sus días en la tierra, y desde allí intercede ahora ante su hijo por quienes le suplicamos y pedimos por nuestras necesidades, problemas y sufrimientos.

Apariciones de María

Las apariciones de la Virgen María que suceden a lo largo de la historia crean en la humanidad un camino de oración mariana y todo un resurgir de santuarios dedicados a la madre de Dios. Entre los más conocidas hemos de destacar las apariciones de la Virgen del Pilar al Apóstol Santiago en Zaragoza, en torno al año 40 d. C. Luego aparece la Virgen del Carmen a través de San Simón Stock.
En la Edad Media aparece en Puy, aproximadamente sobre el año 1400 y lo hace bajo la advocación de la Virgen de la Candelaria. Esta vez se le aparece a dos pastores guanches en Canarias, España.
En el siglo XVI la aparición a San Juan Diego en México bajo el nombre de Nuestra Señora de Guadalupe.
En el siglo XIX aparece en La Salette a los pastores Melanie Calvat y Maximin Giraud (1846), en Lourdes (1858) a Santa Bernadette Soubirous y en Fátima (1917) a los pastorcitos Lucía dos Santos y Francisco y Jacinta Marto. Otro ejemplo lo encontramos con las apariciones en la región de la ex-Yugoslavia, en el pueblo de Medugorie en Citluk, Bosnia y Herzegovina, donde 6 niños, desde el día 24 de junio de 1981, aseguran que se les aparece la virgen (o como ellos le llaman en su lengua "gospa") de manera frecuente y donde actualmente los videntes - hoy ya adultos - dicen que continúan teniendo las visitas. Prácticamente cada santuario mariano tiene como origen una revelación o un fenómeno extraordinario vinculado a María.

María en el Islam

En el Islam se llama Maryam bint Dāwud (مريم بنت داود), esto es, María hija de David. Es considerada ejemplo de mujer virtuosa y tiene tanta relevancia como su hijo Jesús (ʿIsà عسى), a cuyo nombre se añade casi siempre el laqab o filiación "ibn Maryam" (بن مريم), esto es, "hijo de María".

Según el Corán, la madre de María, esposa de ʿImrān (عمران) esperaba tener un hijo varón a quien dedicar al servicio del Templo, siguiendo la tradición familiar. Dio a luz a una niña, en quien sin embargo se cumpliría la tradición, pues fue asignada al servicio sagrado. Fue confiada a la tutela del profeta Zacarías, quien se sorprendía, al visitar a su ahijada en el oratorio en el que ésta se encontraba retirada, de que siempre contara con alimentos que le eran enviados por Dios.

Como en la tradición cristiana, a María le fue anunciada la concepción divina de Jesús por un ángel. El Corán insiste, sin embargo, en que aunque tuvo un hijo por voluntad de Dios sin la intervención de un varón, Jesús carecía de naturaleza divina. En el Corán tampoco existe José: María dio a luz sola en el desierto, al que se había retirado con este propósito y en el que se alimentaba de dátiles y del agua de un riachuelo colocado allí por Dios. El hijo, por su parte, tiene en el Islam la consideración de profeta o enviado de Dios María tiene en el Islam la envergadura espiritual de un profeta, sin serlo. En el Corán, el mayor error de los judíos en lo que a Jesús y María se refiere no es, como asumen los cristianos, el supuesto hecho de haber matado al hijo (cosa que, por otra parte, la tradición islámica niega que hicieran), sino el hecho de haber menospreciado y dudado de la virtud de la madre.
Una tradición atribuye a Mahoma el dicho de que cuatro son las mujeres más destacadas ante Dios: Asia, esposa del faraón, que cuidó de Moisés, y que creía en la palabra eterna de Dios pese a la opresión de su esposo y de su entorno; María la madre de Jesús; Jadiya, la primera esposa del profeta, que fue la primera creyente y lo apoyó en las épocas más difíciles de adversidad, y Fátima, su hija menor y madre de sus nietos los imames Hasan y Husain.

3.- NUESTRA SEÑORA DE LOS REMEDIOS

Nuestra Señora de los Remedios es una advocación mariana que representa a la Virgen María. Numerosas ciudades han tomado a esta advocación como su patrona, y muchas iglesias y templos están consagrados a su nombre, entre ellos, el de Teixeiro.

Concepto de Remedios

Remedios” etimológicamente significa medicina, da idea de “lo que cura y restablece la salud” y está en relación con la asistencia que ofrece la Virgen y su Maternal Protección en todas nuestras necesidades cuando se le demanda amparo, consuelo y alivio.

Historia

La devoción mariana de Nuestra Señora de los Remedios fue llevada acabo por la Orden de la Santísima Trinidad, los llamados Trinitarios. La Orden de los Trinitarios fue una de las muchas órdenes religiosas que se extendieron por Europa durante la Edad Media. Muestra analogías con la Virgen de la Merced, patrona de los mercedarios, estos también rezaban a Nuestra Señora de los Remedios, como los Trinitarios, el segundo domingo de Octubre, y al igual que ellos se dedican también a la redención de cautivos. A este respecto hay que comentar que cuando D. Juan de Austria al mando de la flota de la Santa Liga contra los turcos, se encomendó a Nuestra Señora de los Remedios, por celebrarse ese día su festividad en el convento trinitario de Valencia, y la batalla concluyó con el triunfo en Lepanto por parte de las tropas cristiana. En la actualidad, el 7 de Octubre es la festividad de Nuestra Señora del Rosario, pero hubo un tiempo en que parece ser que, tanto los trinitarios como los mercedarios, en ese día celebraban Nuestra Señora de los Remedios.

La Orden Mercedariaiii: la situación histórica concreta en España en el siglo XIII, es el encuentro de dos credos religiosos: la fe cristiana y la fe musulmana. El encuentro de estos dos mundos religiosos y culturales acarrean muchos enfrentamientos y luchas violentas, marcadas por la dominación de los musulmanes de los territorios cristianos. En ese ambiente de confrontación surge la cautividad de cristianos, que son sometidos, para que abandonen la fe y abracen el  credo musulmán. Un piadoso mercader cuyo nombre es Pedro Nolasco siente la llamada  a dar una respuesta frente a esta dura realidad.
San Pedro Nolasco nació hacia el año 1180. Sus antepasados habían llegado a Barcelona en el siglo II, posiblemente inmigrantes Irlandeses. Con una rica fortuna y con tradición de mercaderes y militares. Fue formado en un sólido hábito de oración siendo joven asiste por la noche a la oración a un monasterio cercano. A los 15 años fallece su padre, queda heredero de una gran fortuna. Es posible que su madre ya hubiera muerto, por lo que decide desprenderse de sus bienes para dedicarlos a la redención de cautivos. Antes de fundar la Orden, se dice que ya habría redimido a unos 300 cautivos en la ciudad de Valencia. Esto provocó admiración y anhelo de imitarlo, en muchas personas. Entre los años 1203 y 1218 se establece una comunidad de hombres esforzados a cargo de San Pedro Nolasco que hacen vida común en el Hospital de Santa Eulalia. En este período San Pedro Nolasco tuvo la visión sobre natural mediante la cual la Virgen María le manifestó el deseo de su Hijo Jesús para que fundara una Orden de Redentores que fueran en ayuda de los pobres cautivos. Desde entonces la Orden creció considerablemente hasta hacerse presente en muchos países. San Pedro Nolasco, después de una vida plenamente entregada al prójimo, con su obra floreciente, entregó su espíritu a Dios el 13 de Mayo de 1249 en la ciudad de Barcelona. 

La Orden de la Santísima Trinidadiv: es una familia religiosa fundada por el francés San Juan de Mata (1154-1213), de origen provenzal, con Regla propia, aprobada por Inocencio III el 17 de diciembre 1198 con la bula Operante divine dispositionis; a la que se unió la praxis de San Félix de Valois (cofundador de la Orden). Es la primera institución oficial en la Iglesia dedicada al servicio de la redención con las manos desarmadas, sin más armadura que la misericordia, y con la única intención de devolver la esperanza a los hermanos en la fe que sufrían bajo el yugo de la cautividad. Con rasgos profundamente evangélicos, Juan de Mata funda un nuevo y original proyecto de vida religiosa en la Iglesia que conecta la Trinidad y la redención de cautivos: la orden es Orden de la Santísima Trinidad y de la redención de cautivos, las casas de la orden son casas de la Santa Trinidad para la redención de los cautivos, y los hermanos de Juan de Mata son hermanos de la Santa Trinidad y de la redención de cautivos. La Regla escrita por Juan de Mata es el principio y fundamento de la Orden Trinitaria. Adaptada a través de ochocientos años por la tradición, y principalmente por el espíritu y la obra del Reformador Juan Bautista de la Concepción, se desarrolla en las Constituciones trinitarias aprobadas por la Santa Sede. La tradición trinitaria considera a san Felix de Valois cofundador de la Orden y compañero de Juan de Mata en el desierto de Cerfroid, en las cercanías de París. Aquí se estableció la primera comunidad trinitaria y se la considera casa madre de toda la Orden. En su origen la orden nació con la intención de liberar a los cristianos que, habiendo sido capturados por los piratas, permanecían esclavos a lo largo de muchas ciudades costeras del Mediterráneo africano. Uno de los esclavos cristianos que fue liberado el 19 de septiembre de 1580, gracias al trinitario Fray Juan Gil quien logró reunir los 500 ducados oros exigidos para su libertad, lo fue Miguel de Cervantes Saavedra justo cuando el ilustre escritor ya se encontraba atado con "dos cadenas y un grillo" en una de las galeras de Azán Bajá lista para zarpar rumbo a Constantinopla.

La tremenda importancia histórica de esta Orden, sin alarde de exageración, es que la Orden de los Trinitarios equivalió a la primera versión de la Cruz Roja en tiempos de la Baja Edad Media.

La Cruz Trinitaria

El símbolo de la Orden es la Cruz Trinitaria, que presenta dos versiones:
1.- Una primera versión de cruz "patada", cuyos extremos presenta unos ensanches que semejan "patas", con la misma disposición vertical roja solapada a la horizontal azul.
2.- Una segunda versión de cruz de franjas sencillas, que consiste en una franja roja vertical, superpuesta a otra azul horizontal, ambas del mismo tamaño.
Aunque la segunda versión de la cruz se considera más actualizada por representar a los reformados de la Orden de Trinitarios (los Descalzos), parece ser, según algunas fuentes, que la forma de franjas sencillas era el primer modelo de sus fundadores, a la cual quisieron retornar los reformadores.
Respecto a los colores, existe, no obstante, un tercer color, que pasa desapercibido muchas veces a las fuentes hagiográficas, que es el blanco, como fondo donde se traza la cruz bicolor. Este es el sentido que presentaban los primeros hábitos de la Orden, que se acompañaban de un escapulario de color blanco, que disponía de una abertura para introducir la cabeza y dejaba caer hacia la espalda y hacia el pecho sus extremos; en la parte delantera figuraba la cruz bicolor.
Los tres colores de la cruz, de base provenzal, se han identificado por algunos autores con los tres colores de la bandera francesa, como símbolos inconfundibles del país galo; si bien, es evidente, que sería en todo caso al revés. Pero lo que es indudable es su simbolismo hagiográfico de lo que representan los tres colores: el blanco (fondo o englobante), el azul (horizontal o yacente) y el rojo (vertical o descendente); colores identificadores de la Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo, respectivamente, como elementos fundamentales de la Orden. Observando, que las dos aspas que se cruzan, no se funden en el centro, sino que se solapan entre sí y sobre el fondo, indicador de que las tres Personas son distintas y se diferencian; pero todas forman un mismo Todo.
La reforma de la Orden Trinitaria fue obra de San Juan Bautista de la Concepción (1561-1613). Nacido en Almodóvar del Campo (C. Real) el 10 de julio de 1561 y fallecido en Córdoba el 14 de febrero de 1613. Fue canonizado por Pablo VI el 25 de mayo de 1975, y propuesto a la Iglesia como un santo de la renovación. En Valdepeñas (Ciudad Real) se establece la primera comunidad de trinitarios descalzos. Con el breve Ad militantes Ecclesiae (1599) el papa Clemente VIII da validez eclesial a la Congregación de los hermanos reformados y descalzos de la Orden de la Santísima Trinidad, instituida para observar con todo su rigor la Regla de san Juan de Mata. Hoy la única rama de trinitarios existente es la fundada por Juan Bautista de la Concepción, pues los trinitarios calzados desaparecieron en 1897, con el fallecimiento de su último superior general, padre Antonio Martín y Bienes. Juan Bautista de la Concepción fundó 18 conventos de religiosos y uno de religiosas de clausura. Vivió y transmitió a sus hijos un intenso espíritu de caridad, oración, recogimiento, humildad y penitencia, poniendo especial interés en mantener viva la entrega solidaria a los cautivos y a los pobres.
La relación de los trinitarios con la Trinidad, como centro vital y fuente de la caridad que redime, es un tema central en sus vivencias y enseñanzas. Aunque poco conocido, Juan Bautista de la Concepción está en la constelación de los grandes escritores místicos españoles del siglo de Oro. Se trata de un autor con una deuda histórica, pues si bien tiene el puesto que se merece en los altares, no se le ha colocado aún en la hornacina del altar de la literatura espiritual que le corresponde.
En la obra literaria del reformador trinitario se encuentra toda clase de materias espirituales. Su personal vivencia de la unión mística le dicta profundos tratados sobre la unión con Cristo, los dones del Espíritu Santo, la experiencia de la cruz y el conocimiento espiritual Su doctrina espiritual se orienta a la unión personal con Dios Trinidad, presente en lo más profundo del alma. Para él la perfección está en abandonarse al amor transformante de Dios. La santificación del creyente es el proceso de asimilación a Cristo crucificado. Cristo es nuestro ideal, nuestro camino; su cruz, nuestra cruz, es la fragua de la santidad. Juan Bautista de la Concepción es un escritor original y profundo en las ideas, popular y rico en la expresión. Tiene una prosa armoniosa, con largos periodos, tintada de humor, de anécdotas, de ejemplos y referencias al reino vegetal, mineral y animal. Domina y conoce a los santos padres de la Iglesia y la Biblia y es su referencia obligada y constante.

Los Trinitarios en la actualidad

A partir de la reforma colectiva que supuso para la Iglesia el Concilio Vaticano II, en la Orden Trinitaria se inicia un fuerte proceso de renovación, de búsqueda de la propia identidad, de recuperación del carisma del fundador y de respuesta a los signos y a los retos del último cuarto del siglo XX.
Las nuevas Constituciones, aprobadas por el capítulo general de 1983 y confirmadas por Roma en 1984, recogen y traducen el carisma fundacional, plasmado en la Regla, a la nueva situación histórica y a sus retos, definiendo los elementos esenciales de la identidad trinitaria:
la unidad originaria, carismática, de mística trinitaria y servicio de redención y misericordia. La Santísima Trinidad como fuente de la caridad que se traduce en el servicio de la redención y misericordia: "Gloria a la Trinidad y a los cautivos libertad".
la vivencia de la Trinidad sintiendo la vocación trinitaria como llamada a ser signos del misterio del Dios cristiano dando testimonio personal y colectivo de que el Dios de Jesús es amor, libertad, comunión, Trinidad, el Dios de los hermanos en cautividad.
el servicio de liberación realizado en formas diversas: escuchando las nuevas cautividades desde donde vuelven a oírse los gemidos que llegaron al corazón del fundador.
La Orden Trinitaria, junto con toda la Familia Trinitaria, celebró, del 17 de diciembre de 1998 al 17 de diciembre de 1999, el VIII Centenario de su Fundación (1198-1998) y el IV Centenario de la Reforma (1599-1999). Ochocientos años de historia de un proyecto evangélico propio iniciado en la Iglesia a finales del siglo XII por el francés San Juan de la Mata.
La Familia Trinitaria, desde distintas partes del mundo, proclaman la verdadera libertad para los que carecen de ella, promueven la dignidad de los pobres y oprimidos, acogen a los refugiados, emigrantes y transeúntes, ayudan a los más necesitados, anuncian el evangelio en tierras de misión, son solidarios con los perseguidos a causa de su compromiso con el evangelio y ejercen el ministerio pastoral según la índole propia de su carisma. Trinitarias y trinitarios, nacidos "para gloria de la Trinidad y la redención de los cautivos", son hoy en la Iglesia y para el mundo testigos del Dios Trinidad y apóstoles de la redención.
La Orden Trinitaria, en la actualidad, está dividida en siete provincias religiosas, tres vicariatos y dos delegaciones, está hoy presente en: Italia, España, Francia, Alemania, Austria, Estados Unidos, Canadá, México, Guatemala, Puerto Rico, Colombia, Brasil, Perú, Bolivia, Chile, Argentina, India, Madagascar, Polonia y Congo

Algunos Santos Trinitarios

La semilla trinitaria sembrada por San Juan de Mata ha dado abundantes frutos de santidad a la Iglesia Católica:
1.- San Félix de Valois, santo (?-1212), íntimo colaborador de San Juan de Mata, uno de los ermitaños que constituyeron la primera comunidad trinitaria de Cerfroid, cofundador de la Orden Trinitaria.
2.- San Juan Bautista de la Concepción, santo (1561-1613), nacido en Almódovar del Campo (Ciudad Real), místico y escritor, reformador de la Orden Trinitaria, maestro de vida espiritual, testimonio de vida de oración, penitencia y apostolado. Sus restos descansan en el convento de los Padres Trinitarios de Córdoba.
3.- San Simón de Rojas, santo (1552-1624), nacido en Valladolid, una vida dedicada a la enseñanza y al gobierno de sus hermanos. Consejero de grandes personajes de la Corte Española, gran apóstol de la devoción a la Virgen María, fundador de la Congregación del Ave María para el servicio de pobres y enfermos; institución que aún existe en la Plaza del Doctor Cortezo de Madrid.
4.- San Miguel de los Santos, santo (1591-1625), nacido en Vic (Barcelona), figura señera de la mística española, maestro de literatura espiritual, patrono de la juventud trinitaria y de la diócesis de Vic (Barcelona), considerado por la devoción popular abogado contra el cáncer.
4.- BIOGRAFIA DE SAN JUAN DE MATA.
Nació en Francia en la frontera con España Es el fundador de la Comunidad de la Santísima Trinidad, o Padres Trinitarios.

Vida

En la juventud estudió el bachillerato y se dedicó tanto a la equitación como a la natación. Mostró desde joven aptitud por la meditación solía pasar tiempo en una ermita cercana a la ciudad. En la ciudad de París obtuvo un doctorado y posteriormente fue ordenado sacerdote. En su primera misa tuvo una visión en la cual observó a un monje con una cruz color rojo y azul salvaba a ciertos prisioneros de perder su fe. Consultó sobre su visión a San Félix de Valois y tras platicar sobre la posibilidad de iniciar una nueva orden ambos partieron hacia Roma para conseguir el permiso. La orden fue aprobada por Inocencio III y se les concedió el uso de un hábito blanco con una cruz roja y azul en el pecho.
Juan de Mata fue el primer superior general de la nueva orden trinitaria, y junto a su co-fundador Felix de Valois recorrieron Africa en busca de esclavos. El entonces rey de Francia Felipe Augusto les permitió conseguir fondos para liberar prisioneros en África que habían sido capturados por piratas mahometanos, lo cual ocurría con cierta frecuencia y los cuales para evitar torturas comúnmente renegaban de su fe católica. Por cada prisionero que se rescataba había que pagar una gran suma de dinero y los trinitarios iban de ciudad en ciudad buscando limosnas para salvarlos.

Virtud y hechos

San Juan de Mata trató siempre de no ser reconocido por sus obras y decía: "Hay que amar el permanecer oculto y el no ser conocido".
Un religioso trinitario, el Padre Juan Gil, rescató en el año 1580 al célebre autor Miguel de Cervantes, autor del Quijote, que estaba preso de los musulmanes desde 1575.
Actualmente los padres trinitarios se dedican a dar auxilio espiritual y apoyo moral a los presos. Jesús prometió que en el día del Juicio Final dirá a muchos de los que estarán a su derecha: "Venid benditos de mi Padre, porque cuando Yo estuve preso me fuisteis a ayudar. Todo lo que hicisteis con los demás aun con los más humildes, a Mí me lo hicisteis"v
5.- INOCENCIO III
Papa nº 176 de la Iglesia católica de 1198 a 1216. Noble de familia italiana, por su procedencia estudió Teología en la Universidad de París y luego Derecho Canónico en Bolonia. Incluso antes de ser elegido Papa ya era una personalidad respetable y connotada. Por esto Celestino III lo nombró Cardenal y, tras su fallecimiento en 1198, en una votación unánime fue elegido como Sumo Pontífice el 8 de enero de ese año por el Colegio Cardenalicio, el cual vio más tarde satisfechas sus perspectivas para con Lotario. Parte de la gran energía que desplegó como Pontífice, se debe a haber sido un Papa inusualmente joven, no habiendo cumplido aún los 37 años al momento de su elección.
Su influencia no pasó desapercibida para nadie. Sus prédicas siempre fueron sustentadas en su propio ejemplo, su estilo de vida humilde dentro de la curia romana fue muy destacable. Además sus grandes dotes como diplomático permitieron adherir a Roma los territorios adyacentes de esta hasta Rávena, las Marcas, Ancona y el antiguo ducado de Spoleto. También es conocido por haber convocado El Concilio IV de Letrán de 1215, por medio del cual dictó un reglamento que dio forma a la Inquisición pontificia.
Estado de la Cristiandad al advenimiento de Inocencio.
El Papado de Inocencio III se inició en medio de varias convulsiones sociales. En varias regiones de Europa, el Feudalismo estaba cediendo terreno a una nueva sociedad burguesa, en medio de la llamada revolución del siglo XII. A la vez, los estados nacionales se estaban fortificando, y los reyes, particularmente los de Francia e Inglaterra, se perfilaban como nuevos actores de importancia en el mapa político. En Oriente, la Cristiandad debía lidiar con la amenaza de un poder musulmán fortalecido por Saladino, que había conseguido desbancar a la Tercera Cruzada. Siendo la Iglesia Católica una de las entidades más poderosas de Europa, no podía hacerse oídos sordos a todos estos sucesos. La propia Iglesia atravesaba por un período complejo. El impulso de los cistercienses, adalides de ésta durante el siglo XII, había decrecido, y nuevas doctrinas como la de los cátaros, valdenses y patarinos se estaban propagando. Era evidente que el nuevo Papa debería actuar con resolución para mantener el rol de la Iglesia.

Mentalidad

Jugaron un papel en la mentalidad de Inocencio, su origen noble o aristocrático, y su formación como teólogo y jurista especializado en Derecho Canónico. De esta manera, a Inocencio le pareció natural el aseverar que la Iglesia Católica tenía la plena potestad ("plenitudo potestatis") sobre toda la Cristiandad. Basándose en el texto de Mateo XVI, en que Cristo confiere las llaves del Reino de los Cielos a Pedro, afirmó la plena soberanía de la Iglesia incluso sobre el Emperador. Se reservaba Inocencio III intervenir en política cuando, a su juicio exclusivo, hubiera razón de pecado ("ratione peccati") en el actuar de los príncipes, puesto que éstos estaban para velar sólo por el bienestar físico de sus súbditos, mientras que el Papa estaba para velar por la salvación de las almas, empresa ésta más valiosa que la primera en términos morales.
Para demostrar este ideario en signos prácticos, Inocencio III siempre prefería ser llamado con el título de Vicario de Cristo, por lo cual a su persona le incumbía el trato de los asuntos del cielo y de la tierra. Parece ser que fue el primero de los Papas que se proclamó con este título.

Política internacional y Relaciones con el Imperio

Las ideas políticas de Inocencio se vieron reflejadas a la muerte del Emperador Enrique VI, donde impuso su autoridad pontificia para autonombrarse como árbitro y calificador de los pretendientes al trono, aunque este anhelo había sido estampado anteriormente en su encíclica “De contemptu mundi”. Sostenía que el Imperio procedía de la Iglesia no sólo "principaliter" (en su origen), sino también en sus fines ("finaliter"), por lo que a pesar de que los príncipes electores alemanes tenían el derecho jurídico a nombrar un nuevo Emperador, esta elección debía ser ratificada por el Pontífice.
Sin embargo, su política respecto de Alemania siempre fue problemática. Promovió a Otón de Brunswick como "antiemperador" de la Casa Welf contra Felipe de Suabia, de la Casa Hohenstaufen, pero cuando este último fue asesinado en 1206 y Otón fue coronado en Roma como Otón IV, ambos se pelearon. Recurrió entonces Inocencio III a su pupilo, Federico II de Alemania, quien a la sazón gobernaba Sicilia. Otón invadió Italia militarmente, pero debió retirarse. Federico, a la vez, invadió Alemania. El desastroso resultado de la Batalla de Bouvines, que Otón libró contra Felipe Augusto de Francia, en 1214, selló su suerte, y Federico alcanzó la corona de Alemania, sin haberse desprendido de Sicilia, lo que puso al Papa en una situación incómoda, que Inocencio no alcanzó a resolver debido a su fallecimiento.

Otras relaciones europeas

Con respecto a Francia, Inocencio intervino en los problemas de Felipe II de Francia con su repudiada esposa. En este terreno, Inocencio consiguió convertir la hostilidad inicial de Felipe en una cooperación amistosa, que le valió su alianza contra Otón IV de Alemania. También Inocencio favoreció a Felipe invitándole a la Cruzada Albigense. También intervino en la proclamación de Kalojan en Bulgaria. Tuvo también una dura controversia con Juan de Inglaterra, conocido también como Juan Sin Tierra. En 1205 falleció Hubert Walter, arzobispo de Canterbury. Juan intentó nombrar un candidato, pero Inocencio decidió que tal cargo fuera ocupado por Stephen Langton, reputado teólogo de la Universidad de París. Ante la porfía de Juan, Inocencio lanzó el interdicto sobre Inglaterra en 1208, y la excomunión contra Juan en 1209. Juan resistió hasta 1213, y finalmente cedió ante los deseos de Inocencio, llegando incluso a reconocerse como vasallo de la Iglesia, como medida desesperada para evitar que los franceses pudieran invadir sus dominios (que ahora eran eclesiásticos).
Estos y otros asuntos políticos demostraron que Inocencio se sentía realmente un Rey de Reyes, con capacidad de arbitrio sobre la política europea.

Historias de la Iglesia Antigua

En pro de defender la Cristiandad por sobre todas las cosas, impulsó la cuarta Cruzada a Tierra Santa en el año 1202. Sin embargo, los enredos de Venecia, uno de los principales financistas de la expedición, llevó a los cruzados a tomar primero la ciudad de Zara, enclave bizantino en la costa de Dalmacia, y después saquear dos veces la ciudad de Constantinopla en 1204, poniéndole fin al Imperio Bizantino, todo esto pese a las excomuniones que Inocencio fulminó contra los cruzados, por haber vuelto las armas que debían ser dirigidas contra los musulmanes, hacia hermanos cristianos.
Ante el problema de los cátaros, Inocencio envió a varios legados, y autorizó las prédicas de Domingo de Guzmán, para tratar de reconvertirlos. En enero de 1208, el asesinato de Pierre de Castelnau, legado pontificio en el sur de Francia, precipita los acontecimientos. Inocencio llama a la Cruzada para extirpar la herejía, dando origen así a la Cruzada Albigense. Aunque habrá núcleos de resistencia hasta varias décadas después, ya en 1215 Inocencio se siente seguro de sus resultados, hasta el punto de convocar a un Conciilo Ecuménico para resguardar la ortodoxia católica. Paralelamente, la Cruzada Albigense le da un poderoso impulso a Francia, al permitírsele la anexión de la región del Languedoc.

El Concilio de Letrán

A poco tiempo de culminar su vida y su pontificado, en 1215 convocó al IV Concilio de Letrán, uno de los más importantes de la época, en el cual se trataron temas políticos y en especial se dictaron deberes y derechos para prácticamente todas las clases sociales. Destaca “Omnis Utriusque Sexus”, en el que se obliga a todos los adultos cristianos a recibir al menos una vez al año los sacramentos de la confesión y la eucaristía. Por otra parte cabe destacar su incondicional apoyo a Santo Domingo de Guzmán quien fundó la orden de los dominicos y a san Francisco de Asís quien fue creador de la orden de los franciscanos y las clarisas. De este modo fue el precursor de una importante reforma eclesiástica. El 16 de junio de 1216 Inocencio III fallecía en la ciudad de Perugia a la edad de 55 años.
6.- LOS ORIGENES DEL SANTUARIO DE NUESTRA SEÑORA DE LOS REMEDIOS DE TEIXEIRO
El paraje en donde se ubica el santuario formaba parte de los lugares sacros, en los que el pueblo celta celebraba alguna de sus creencias religiosas; no hay más que fijarse en los siguientes detalles importantes: primero un cruce de caminos, segundo, un árbol milenario al lado del templo, y tercero, una fuente. Ambos son elementos indispensables para el culto celta. Más tarde, con el cristianismo, estos lugares serían santificados mediante la construcción de pequeñas ermitas, como es el caso de Teixeiro.
Hay datos fiables de que en el año 995 existía ya una pequeña ermita consagrada a “Nosa Señora”.
En el año 1116 aparece una mención del santuario, al que se le denomina como “casa de oración”; pero es en 1622 cuando sufre se realiza su primera gran ampliación; la realiza el sacerdote Jorge Varela das Seixas, nacido en el lugar de Maques, el cual era devoto de Nuestra Señora de Teixeiro, desde niño, y cuando se le presentó la ocasión, engrandeció, dotó y adornó cuanto pudo la ermita de su devoción.
En el año 1791, siendo párroco Juan José Manuel de la Rúa y Figueroa, se vuelve ampliar la ermita, alargándola y dándola más capacidad.
En 1945, Restituto Ventoso Maneiro vuelve a ampliar la capacidad del santuario y en el año 1948 Manuel Barbazán Cantelar vuelve ampliar y modificar la capacidad de la iglesia, dejándola como está en la actualidad.vi


7.- HISTORIA DE LA COFRADIA DE NUESTRA SEÑORA DE LOS REMEDIOS DE TEIXEIRO
Introducción
Cualquier cofradía nace y crece conforme a un proceso:
Primero: ha de existir un santo, una santa, una virgen, etc. (es decir, una imagen religiosa) a la que se le de una devoción especial.
Segundo: que exista en los devotos unas creencias arraigadas en cuanto a los favores percibidos por intercesión de la virgen, santo, santa, etc. Y tercero: que haya un compromiso que establecido entre el santo, santa, etc. y los devotos, se respete a lo largo del tiempo, por ejemplo, el de celebrarle la fiesta un día concreto del año con asistencia a la novena, tal y como hacemos nosotros en Teixeiro con Nuestra Señora de los Remediosvii.
La imagen en torno a la cual nació, creció, evolucionó y llegó hasta nosotros una devoción especial, en lo esencial (cara , manos…) existía ya en el 995. Por aquel entonces la llamaban, sencillamente, Nuestra Señora.
Pasa el tiempo y la venerada imagen se considera propia del pueblo y se le reconoce, algo así como un territorio de Gracia en el cual atiende, acoge y cuida de sus devotos. Por ello con la influencia de los cistercienses le añaden al nombre primitivo, el título de propiedad: Nuestra Señora de Teixeiro.
La historia evoluciona, llegan las modas, también en lo religioso, y se le pasa a denominar Nuestra Señora del Buen Suceso en Teixeiro. Este título lo mantuvo, a juzgar por los documentos, durante corto tiempo.
Por el motivo de celebrar la fiesta, desde el principio, el día ocho de Septiembre, día de la Natividad de María, adquiere durante un periodo de tiempo considerable, ese título: Nuestra Señora de la Natividad.
Últimamente, desconocemos los motivos, las razones y los fundamentos, pero desde los años 1920, se le llama Nuestra Señora de los Remedios. Esta es la historia transmitida por los documentos.
A esta antigua imagen, aunque se le cambiase de invocación durante siglos, siempre se la veneró con una piedad auténtica y verdadera. Por ello “desde tiempo inmemorial a esta parte” existió una “hermandad” o “congregación” de devotos que le tributaban un culto especial, sobre todo en su festividad.
Pero esta “hermandad” o “congregación” carecía de Ordenanzas y Constituciones. Y sin ellas, según las normas de entonces, no adquiría la dignidad de Cofradía.
Para conseguirlo, y elevarla a los honores de Cofradía, el día 19 de Marzo de 1708 se reúnen la hermandad y, en nombre de todos los “congregantes”, para tener ordenanzas “por donde se pueda regir y gobernar, para mayor permanencia (sic.) y reximen… hazemos y hordenamos:
las Constituciones y Ordenanzas de la Cofradía de Nuestra Señora sita en Teixeiro”
Contenido
Están redactadas muy en consonancia con la terminología de la época y con los puntos y exigencias comunes al esquema de toda cofradía.
Para hacerlas comprensibles, distinguimos:
Creencias:
- La existencia de la ermita y de la imagen“desde tiempo inmemorial a esta parte” de la cual “hemos recibido infinitos bienes… por esta deboción.
- Las innumerables indulgencias que pueden lucrar… los cofrades.
- Por ello hacen partícipes de estos “bienes”, “indulgencias”, “protección” al Papa, Obispo, Párroco, Rey y a todos los vezinos que deseen entrar en la Cofradía”.
Compromisos:



  • Puesto que se trata de una Hermandad tan estimada y valorada, una vez admitido un miembro, “se de la condición que sea”… no “expelerlo nunca”.



  • Pagar lo establecido a la entrada y “en cada año”. Dicho de otra forma: “pagar el anal”.



  • Participar activamente en cada acto de la Cofradía: reuniones, día de la fiesta, rendir cuentas, elección de mayordomo, funeral de cada cofrade…



  • Hacerlo todo “en servicio de Dios” y “de Nuestra Señora.
Rito:



  • Preparación para la fiesta: vísperas solemnes oficiadas “por seis sacerdotes” y acompañados de “todos los cofrades”.



  • Fiesta: Deben celebrarse seis misas rezadas. La mayor, la última, “con mucha solemnidad y con seis sacerdotes”. “El mayordomo de cada año, invitará a los cofrades a una comida de hermandad”, en la que se ofrecerá “pan, carne y vino”.



  • Durante el año: “Celebrar y asistir a veintiocho misas… ofrecidas por los cofrades vivos y fallecidos…”




  • Entierro de los cofrades: Cada cofrade tiene derecho a que celebren con “seis achas y doce velas” al cual “deben asistir todos los cofrades”.
La cofradía perduró hasta 1856.
Esta era la Cofradía de Nuestra Señora que dejó de funcionar en el año 1856; pero aún hoy quedan muchos resquicios de esa piedad y devoción que se vivió entre los cofrades y generación tras generación fue pasando, llegando hasta los tiempos presentes.
Se pretende ahora recuperar dicha Cofradía y adaptar su normativa de funcionamiento a la época actual.


BIBLIOGRAFIA
2.- El resto de la bibliografía es la que figura reseñada a los pies de página.
@Manuel García Souto
i En el siglo VI el emperador bizantino Mauricio prescribió para todo el imperio la celebración de la fiesta de la Asunción (Dormición de la Virgen) el día 15 de Agosto, celebrándose en Occidente desde la época de Carlomagno –siglo IX- aunque parece que su celebración se introdujo por Inglaterra, desde donde se transmitió a Normandía, Francia, Roma y a todos los países europeos.
ii El sábado estaba santificado por el ayuno desde la Antigüedad y posiblemente se dedicó a María por iniciativa de Alcuíno.
iii http://www.mercedarios.net
v San Mateo 35,40
vi Santa Eulalia de Curtis, S. Vázquez Rouco, Teixeiro 2002, pág. 321-336

vii Santa Eulalia de Curtis, S. Vázquez Rouco, Teixeiro 2002, pág. 297
NOSA SEÑORA DOS REMEDIOS
Teixeiro 8 y 9 de Septiembre

miércoles, 21 de julio de 2010

Tierra de San Pedro Mezonzo

Si quieres conocer la tierra de San Pedro Mezonzo, ahora puedes hacerlo por tan solo 20€ más gastos de envío. Puedes solicitar el Libro a las siguientes direcciones: 
1.- Avda. Castellana nº2. 15310 TEIXEIRO. LA CORUÑA. Parroquia de Santa Eulalia de Curtis
2.- Por email a: teixeirosantaia@archicompostela.org


lunes, 5 de julio de 2010

San Andrés de Teixido


Amigo/a:
 
Vai de morto quen non foi de vivo
 
É tempo axeitado de cumprir con Sant'André de Teixido,
 
tamén chamado de Lonxe ou, mesmo, do Cabo do Mundo.
 
Non o tomes a xeito de brincadeira.
 
Vai en serio.
 
Aquí respíranse  a etnografía e a antropoloxía con carimbos de antigüidade.
 
Se escolles un bo día, cun guía axeitado, ficarás impresionado.
 
Se vai temporal ou está envolto en bruma,
 
a experiencia da Santa Compaña, non te deixará indiferente.
 
Un día destes, heiche mandar unha sinopse iniciática
 
para que, cando veñas, saibas que a terra que pisas é sagrada.
 
Cada vez que vou, sempre atopo algo novo,
 
tal é a riqueza significativa desta paraxe sen par.
 
Dá para todo.
 
Para os feitizos máis indescriptíbeis
 
na Pena dos Encantos ou no Coto dos Fondás,
 
na paisaxe impresionante da Serra da Capalada,
 
ou na visión abisal dese mar infindo sen fondo
 
e de misteriosos horizontes.
 
As postas do sol, dende os comezos da existencia,
 
ergueron e venerarono aquí a grande e sacra Ara Solis. 
 
Tamén aquí poden asentar os alicerces
 
da máis auténtica fe liberadora.
 
Por aquí pasan todas as formulacións teóricas
 
ou mesmo as pantasías e pantasmas máis pantasmais.
 
En resumo:
 
Vale a pena achegarse.
 
Mellor, se o facemos sabendo de que vai e de que ímos.
 
Unha aperta vacacional que ben merecido tes o teu descanso.
 
Xaquín Campo Freire
 
 
 

jueves, 24 de junio de 2010


† Lectura del santo Evangelio según san Lucas (9, 51-62)

Cuando ya se acercaba el tiempo en que tenía que salir de este mundo, Jesús tomó la firme determinación de emprender el viaje a Jerusalén. Envió mensajeros por delante y ellos fueron a una aldea de Samaria para conseguirle alojamiento; pero los samaritanos no quisieron recibirlo, porque supieron que iba a Jerusalén. Ante esta negativa, sus discípulos Santiago y Juan le dijeron: “Señor, ¿quieres que hagamos bajar fuego del cielo para que acabe con ellos?” Pero Jesús se volvió hacia ellos y les reprendió.
Después se fueron a otra aldea. Mientras iban de camino, alguien le dijo a Jesús: “Te seguiré a donde quiera que vayas”. Jesús le respondió: “Las zorras tienen madrigueras y los pájaros, nidos; pero el Hijo del hombre no tiene en dónde reclinar la cabeza”.
A otro, Jesús le dijo: “Sígueme”. Pero él le respondió: “Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre”. Jesús le replicó: “Deja que los muertos entierren a sus muertos. Tú ve y anuncia el Reino de Dios”.
Otro le dijo: “Te seguiré, Señor; pero déjame primero despedirme de mi familia”. Jesús le contestó: “El que empuña el arado y mira hacia atrás, no sirve para el Reino de Dios”.


SIN INSTALARSE NI MIRAR ATRÁS J.A. Pagola

Seguir a Jesús es el corazón de la vida cristiana. Lo esencial. Nada hay más importante o decisivo. Precisamente por eso, Lucas describe tres pequeñas escenas para que las comunidades que lean su evangelio, tomen conciencia de que, a los ojos de Jesús, nada puede haber más urgente e inaplazable.
Jesús emplea imágenes duras y escandalosas. Se ve que quiere sacudir las conciencias. No busca más seguidores, sino seguidores más comprometidos, que le sigan sin reservas, renunciando a falsas seguridades y asumiendo las rupturas necesarias. Sus palabras plantean en el fondo una sola cuestión: ¿qué relación queremos establecer con él quienes nos decimos seguidores suyos?
Primera escena. Uno de los que le acompañan se siente tan atraído por Jesús que, antes de que lo llame, él mismo toma la iniciativa: «Te seguiré adonde vayas». Jesús le hace tomar conciencia de lo que está diciendo: «Las zorras tienen madrigueras, y los pájaros nido», pero él «no tiene dónde reclinar su cabeza».
Seguir a Jesús es toda una aventura. Él no ofrece a los suyos seguridad o bienestar. No ayuda a ganar dinero o adquirir poder. Seguir a Jesús es "vivir de camino", sin instalarnos en el bienestar y sin buscar un falso refugio en la religión. Una Iglesia menos poderosa y más vulnerable no es una desgracia. Es lo mejor que nos puede suceder para purificar nuestra fe y confiar más en Jesús.
Segunda escena. Otro está dispuesto a seguirle, pero le pide cumplir primero con la obligación sagrada de «enterrar a su padre». A ningún judío puede extrañar, pues se trata de una de las obligaciones religiosas más importantes. La respuesta de Jesús es desconcertante: «Deja que los muertos entierren a sus muertos: tú vete a anunciar el reino de Dios».
Abrir caminos al reino de Dios trabajando por una vida más humana es siempre la tarea más urgente. Nada ha de retrasar nuestra decisión. Nadie nos ha de retener o frenar. Los "muertos", que no viven al servicio del reino de la vida, ya se dedicarán a otras obligaciones religiosas menos apremiantes que el reino de Dios y su justicia.
         Tercera escena. A un tercero que quiere despedir a su familia antes de seguirlo, Jesús le dice: «El que echa mano al arado y sigue mirando atrás no vale para el reino de Dios». No es posible seguir a Jesús mirando hacia atrás. No es posible abrir caminos al reino de Dios quedándonos en el pasado. Trabajar en el proyecto del Padre pide dedicación total, confianza en el futuro de Dios y audacia para caminar tras los pasos de Jesús.

jueves, 3 de junio de 2010


HACER MEMORIA DE JESÚS
        
         Al narrar la última Cena de Jesús con sus discípulos, las primeras generaciones cristianas recordaban el deseo expresado de manera solemne por su Maestro: «Haced esto en memoria mía». Así lo recogen el evangelista Lucas y Pablo, el evangelizador de los gentiles.
         Desde su origen, la Cena del Señor ha sido celebrada por los cristianos para hacer memoria de Jesús, actualizar su presencia viva en medio de nosotros y alimentar nuestra fe en él, en su mensaje y en su vida entregada por nosotros hasta la muerte. Recordemos cuatro momentos significativos en la estructura actual de la misa. Los hemos de vivir desde dentro y en comunidad.
         La escucha del Evangelio. Hacemos memoria de Jesús cuando escuchamos en los evangelios el relato de su vida y su mensaje. Los evangelios han sido escritos, precisamente, para guardar el recuerdo de Jesús alimentando así la fe y el seguimiento de sus discípulos.
         Del relato evangélico no aprendemos doctrina sino, sobre todo, la manera de ser y de actuar de Jesús, que ha de inspirar y modelar nuestra vida. Por eso, lo hemos de escuchar en actitud de discípulos que quieren aprender a pensar, sentir, amar y vivir como él.
         La memoria de la Cena. Hacemos memoria de la acción salvadora de Jesús escuchando con fe sus palabras: "Esto es mi cuerpo. Vedme en estos trozos de pan entregándome por vosotros hasta la muerte... Éste es el cáliz de mi sangre. La he derramado para el perdón de vuestros pecados. Así me recordaréis siempre. Os he amado hasta el extremo".
         En este momento confesamos nuestra fe en Jesucristo haciendo una síntesis del misterio de nuestra salvación: "Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección. Ven, Señor Jesús". Nos sentimos salvados por Cristo nuestro Señor.
         La oración de Jesús. Antes de comulgar, pronunciamos la oración que nos enseñó Jesús. Primero, nos identificamos con los tres grandes deseos que llevaba en su corazón: el respeto absoluto a Dios, la venida de su reino de justicia y el cumplimiento de su voluntad de Padre. Luego, con sus cuatro peticiones al Padre: pan para todos, perdón y misericordia, superación de la tentación y liberación de todo mal.
         La comunión con Jesús. Nos acercamos como pobres, con la mano tendida; tomamos el Pan de la vida; comulgamos haciendo un acto de fe; acogemos en silencio a Jesús en nuestro corazón y en nuestra vida: "Señor, quiero comulgar contigo, seguir tus pasos, vivir animado con tu espíritu y colaborar en tu proyecto de hacer un mundo más humano".
         José Antonio Pagola

Red evangelizadora BUENAS NOTICIAS
Introduce en nuestras vidas la memoria de Jesús. Pásalo.
6 de junio de 2010
Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo (C)
1 Corintios 11, 23-26



Año de la Palabra

La Salle - Andalucía

CUERPO Y SANGRE

DE CRISTO (c)
 
6 de Junio 2010

Lc 9,11b-17

Lectura del evangelio según san Lucas
En aquel tiempo, Jesús se puso a hablar al gentío del reino de Dios y curó a los que lo necesitaban. Caía la tarde, y los Doce se le acercaron a decirle: - «Despide a la gente; que vayan a las aldeas y cortijos de alrededor a buscar alojamiento y comida, porque aquí estamos en descampado.» Él les contestó: - «Dadles vosotros de comer.» Ellos replicaron: - «No tenemos más que cinco panes y dos peces; a no ser que vayamos a comprar de comer para todo este gentío.» Porque eran unos cinco mil hombres. Jesús dijo a sus discípulos: - «Decidles que se echen en grupos de unos cincuenta.» Lo hicieron así, y todos se echaron. Él, tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición sobre ellos, los partió y se los dio a los discípulos para que se los sirvieran a la gente. Comieron todos y se saciaron, y cogieron las sobras: doce cestos.

CADA DOMINGO
        


Para celebrar la eucaristía dominical no basta con seguir las normas prescritas o pronunciar las palabras obligadas. No basta tampoco cantar, santiguarse o darnos la paz en el momento adecuado. Es muy fácil asistir a misa y no celebrar nada en el corazón; oír las lecturas correspondientes y no escuchar la voz de Dios; comulgar piadosamente sin comulgar con Cristo; darnos la paz sin reconciliarnos con nadie. ¿Cómo vivir la misa del domingo como una experiencia que renueve y fortalezca nuestra fe?
Para empezar, es necesario escuchar desde dentro con atención y alegría la Palabra de Dios y, en concreto, el evangelio de Jesús. Durante la semana hemos visto la televisión, hemos escuchado la radio y hemos leído la prensa. Vivimos aturdidos por toda clase de mensajes, voces, ruidos, noticias, información y publicidad. Necesitamos escuchar otra voz diferente que nos cure por dentro.
Es un respiro escuchar las palabras directas y sencillas de Jesús. Traen verdad a nuestra vida. Nos liberan de engaños, miedos y egoísmos que nos hacen daño. Nos enseñan a vivir con más sencillez y dignidad, con más sentido y esperanza. Es una suerte hacer el recorrido de la vida guiados cada domingo por la luz del evangelio.
La plegaria eucarística constituye el momento central. No nos podemos distraer. «Levantamos el corazón» para dar gracias a Dios. Es bueno, es justo y necesario agradecer a Dios por la vida, por la creación entera, por el regalo que es Jesucristo. La vida no es sólo trabajo, esfuerzo y agitación. Es también celebración, acción de gracias y alabanza a Dios. Es un respiro reunirnos cada domingo para sentir la vida como regalo y dar gracias al Creador.
La comunión con Cristo es decisiva. Es el momento de acoger a Jesús en nuestra vida para experimentarlo en nosotros, para identificarnos con él y para dejarnos trabajar, consolar y fortalecer por su Espíritu.
Todo esto no lo vivimos encerrados en nuestro pequeño mundo. Cantamos juntos el Padrenuestro sintiéndonos hermanos de todos. Le pedimos que a nadie le falte el pan ni el perdón. Nos damos la paz y la buscamos para todos.

José Antonio Pagola








Para la revisión de vida

v      ¿En mi vida cristiana la Eucaristía se manifiesta como fuente de unidad y de caridad?
v      ¿Cómo podría comprometerme concretamente en favor de las personas que viven en la pobreza y sufren hambre de pan y de justicia?

Para la reunión de grupo

v      ¿En nuestra comunidad, grupo… la celebración eucarística genera mayor amor y compromiso en favor de los más pobres o se limita a ser un simple rito religioso?
v      - ¿Con qué iniciativas concretas podríamos hacer que nuestra participación comunitaria en la Eucaristía fuera más activa participativa, festiva y dinámica?
v      - ¿Cómo podríamos, como comunidad, comprometernos más para llevar a los demás el pan del bienestar material, el pan del amor y de la esperanza, de la solidaridad, del perdón, de a escucha y el pan del evangelio del Reino

Para la oración de los fieles

v      Señor Jesús, que en el misterio eucarístico has dejado para tus discípulos un memorial vivo de tu vida, tu muerte y tu resurrección, haz que participando con fe de tu Cuerpo y de tu Sangre seamos testigos fieles del evangelio de la liberación en medio del mundo. Roguemos al Señor
v      Señor Jesús, que congregas a tu Iglesia en torno al misterio de tu Cuerpo y de tu Sangre, haz que nuestra comunidad viva el misterio de la comunión en la diversidad, superando la intolerancia y el sectarismo, y así sea signo e instrumento de tu reino. Roguemos al Señor.
v      Señor Jesús, que alimentaste a la multitud en el desierto con el pan material y el pan de la Palabra, haz que la comunidad cristiana viva atenta a los signos de los tiempos, a través de una misión de evangelización liberadora e integral, llevando a todos el anuncio del Reino y comprometiéndose activamente en la promoción humana. Roguemos al Señor.

Oración comunitaria

Señor Jesús, Pan Vivo de esperanza y de amor, concede a cuantos participamos en la cena eucarística, vivir el misterio de la comunión en el amor y ser testigos de tu reino en el mundo. Por nuestro Señor Jesucristo.



lunes, 31 de mayo de 2010

Vía Crucis de la Iglesia de Santa Eulalia de Curtis


El motivo de esta publicación es el de dar a conocer el patrimonio artístico cultural de nuestra parroquia de Santa Eulalia; sita en Santaia-Teixeiro, pronvincia de La Coruña, en la Diócesis de Santiago de Compostela.
De igual manera deseo acercarte a Dios, que lo conozcas y lo trates, al igual que lo hicieron nuestros antepasados y a los que les debemos la vida y el conjunto patrimonial que se da a conocer en este pequeño libro de 40 páginas junto a otras tantas fotografías.
Agradezco al autor Fernando David Cabanas López que generosamente ha querido contribuir con la misma al cuidado y mantenimiento del patrimonio de las Iglesias de Santaia, Teixeiro, Foxado y Paradela, es por ello, por lo que los ingresos son donados en su integridad a las parroquias citadas.


DONATIVO 5€

Si quieres colaborar, ahora es el momento, compra un ejemplar de nuestro VIA CRUCIS DE LA IGLESIA DE SANTA EULALIA DE CURTIS, solicitándolo al siguiente correo electrónico:  teixeirosantaia@archicompostela.org  por tan solo 5 € más gastos de envío por correo ordinario.
Puedes también solicitarlo por escrito a la Parroquia de Santa Eulalia de Curtis. Avda. Castellana nº2. 15310 TEIXEIRO. LA CORUÑA, o comprarlo en las sacristías de las Iglesia de Teixeiro, Santaia, Foxado y Paradela.

jueves, 27 de mayo de 2010

ABRIRNOS AL MISTERIO DE DIOS




      A lo largo de los siglos, los teólogos han realizado un gran esfuerzo por acercarse al misterio de Dios formulando con diferentes construcciones conceptuales las relaciones que vinculan y diferencian a las personas divinas en el seno de la Trinidad. Esfuerzo, sin duda, legítimo, nacido del amor y el deseo de Dios.
         Jesús, sin embargo, no sigue ese camino. Desde su propia experiencia de Dios, invita a sus seguidores a relacionarse de manera confiada con Dios Padre, a seguir fielmente sus pasos de Hijo de Dios encarnado, y a dejarnos guiar y alentar por el Espíritu Santo. Nos enseña así a abrirnos al misterio santo de Dios.
         Antes que nada, Jesús invita a sus seguidores a vivir como hijos e hijas de un Dios cercano, bueno y entrañable, al que todos podemos invocar como Padre querido. Lo que caracteriza a este Padre no es su poder y su fuerza, sino su bondad y su compasión infinita. Nadie está solo. Todos tenemos un Dios Padre que nos comprende, nos quiere y nos perdona como nadie.
         Jesús nos descubre que este Padre tiene un proyecto nacido de su corazón: construir con todos sus hijos e hijas un mundo más humano y fraterno, más justo y solidario. Jesús lo llama "reino de Dios" e invita a todos a entrar en ese proyecto del Padre buscando una vida más justa y digna para todos empezando por sus hijos más pobres, indefensos y necesitados.
         Al mismo tiempo, Jesús invita a sus seguidores a que confíen también en él: "No se turbe vuestro corazón. Creéis en Dios; creed también en mí". Él es el Hijo de Dios, imagen viva de su Padre. Sus palabras y sus gestos nos descubren cómo nos quiere el Padre de todos. Por eso, invita a todos a seguirlo. El nos enseñará a vivir con confianza y docilidad al servicio del proyecto del Padre.
         Con su grupo de seguidores, Jesús quiere formar una familia nueva donde todos busquen "cumplir la voluntad del Padre". Ésta es la herencia que quiere dejar en la tierra: un movimiento de hermanos y hermanas al servicio de los más pequeños y desvalidos. Esa familia será símbolo y germen del nuevo mundo querido por el Padre.
       Para esto necesitan acoger al Espíritu que alienta al Padre y a su Hijo Jesús: "Vosotros recibiréis la fuerza del Espíritu Santo que vendrá sobre vosotros y así seréis mis testigos". Éste Espíritu es el amor de Dios, el aliento que comparten el Padre y su Hijo Jesús, la fuerza, el impulso y la energía vital que hará de los seguidores de Jesús sus testigos y colaboradores al servicio del gran proyecto de la Trinidad santa.

José Antonio Pagola

Red evangelizadora BUENAS NOTICIAS
Ayuda a vivir el misterio de Dios siguiendo a Jesús. Pásalo.
30 de mayo de 2010
                           Fiesta de la Trinidad (C)           
Juan 16, 12-15

miércoles, 26 de mayo de 2010

EXPERIENCIA Y RECUERDOS DE UN CATEQUISTA DE CONFIRMACIÓN

EXPERIENCIA Y RECUERDOS DE UN CATEQUISTA DE CONFIRMACIÓN 
 No recuerdo quien dijo: “Educad a los niños y no tendréis que castigar a los hombres”. Son sin duda sabias palabras que seguramente habrán sido pronunciadas por Séneca o Aristóteles. ¿A qué viene esto? -os preguntaréis-. Pues viene a que no sabía muy bien como empezar a contaros que el viernes día 8 celebramos en nuestra Parroquia de San Cristovo das Viñas -A Coruña- el sacramento de la Confirmación en el que participaron doce jóvenes (7 chicos y 5 chicas) del barrio. El barrio de Elviña, es una zona con mucha vivienda social y por tanto un lugar que se va deshaciendo, poco a poco, de problemas de convivencia a medida en que la zona va siendo urbanizada, tanto con viviendas como con infraestructuras que llevan a la integración. Por eso, para nosotros, es especialmente grato e importante el número de confirmados, pues somos una iglesia de barrio unida a lo rural. La buena labor de nuestro párroco, hombre joven, entregado a la labor, disponible y actuando siempre como un verdadero cristiano; ha hecho que este acto se desarrollara de forma muy grata. En representación del Arzobispo, nos acompañó su representante, el vicario D. José Luís que es otra persona que empatiza con todas las generaciones pues es hombre de sabias palabras, homilías sencillas que llegan al corazón de todos por su claridad y actualidad. Pero hablemos de los jóvenes confirmados que al fin y al cabo, ellos eran los protagonistas. En primer lugar quisiera compartir con vosotros la gran riqueza que han dejado en mí, estos jóvenes durante los dos años que nos hemos reunido una vez a la semana. El primer año no fue fácil hacer que formaran grupo. A pesar de las dinámicas y facilidad para que incluso eligieran, de vez en cuando, los temas, no acababan de relacionarse como un grupo que comparte, participa y muestra interés. Muchas veces marchaba a mi casa pensando que ni siquiera me habían oído, mucho menos escuchado. Sin embargo nada más lejos de la realidad, pues ocurría que en cualquier momento me daban respuestas basadas en lo que habíamos hablado, precisamente el día que menos creía que me escuchaban. El segundo año el grupo se fusionó más y, una vez finalizada nuestra reunión, pasaban bastante tiempo juntos charlando amenamente. Cuando empieza la preparación yo suelo preguntarles por qué vienen. La mayoría de las respuestas son “por si lo necesito para casarse” o dicen no saber el por qué. Yo les respondo que no lo hagan por eso pero que sea por lo que sea, que no es, de momento, importante el motivo. Siempre tengo la sensación de que van a salir todos en estampida y no volver a la semana siguiente. Mi sorpresa siempre es la misma y mayor, pues en ocasiones acaban trayendo a otros que no pensaban hacerlo. Los jóvenes están ciertamente desnortados y es asombroso observar como les agrada oír hablar del amor, de la convivencia en armonía y como tratan de rebatir alegando los problemas de convivencia de su colegio. Sin embargo quieren escuchar y cuando les dices que si ellos cambian, cambiará el mundo, quedan como diciendo este es un ingenuo, pero en el fono ellos quieren y creen que es posible. Cuando les dices que si quieren ser felices sólo depende de ellos, dudan pero les gusta sentir que pueden lograrlo. Cuando les dices hay que hacer el bien y buscar al difícil, se revelan y a la semana siguiente te cuentan que se han acercado a aquel personaje tan rebelde. Y uno sólo puede decir: valió la pena. Os diré, para no extenderme más que, finalizada la preparación, mi alegría ha sido que me dijeron si no podríamos seguir reuniéndonos el próximo curso. Yo no lo merezco pues yo no he puesto nada, sólo Él pudo hacerlo. Gracias y perdón por mi apropiación. Jesús Peón

domingo, 16 de mayo de 2010

SOR FAUSTINA





Audiencia general de Benedicto XVI sobre Santiago el Mayor




AUDIENCIA GENERAL

Miércoles 21 de junio de 2006

Santiago el Mayor

Queridos hermanos y hermanas:

Proseguimos la serie de retratos de los Apóstoles elegidos directamente por Jesús durante su vida terrena. Hemos hablado de san Pedro y de su hermano Andrés. Hoy hablamos del apóstol
Santiago.

Las listas  bíblicas de los Doce mencionan dos personas con este nombre:
Santiago, el hijo de Zebedeo, y Santiago, el hijo de Alfeo (cf. Mc 3,17-18; Mt 10, 2-3), que por lo general se distinguen con los apelativos de Santiago el Mayor y Santiago el Menor. Ciertamente, estas designaciones no
pretenden medir su santidad, sino sólo constatar la diversa importancia que reciben en los escritos del Nuevo Testamento y, en particular, en el marco de la vida terrena de Jesús. Hoy dedicamos nuestra atención al primero de estos dos personajes homónimos.

El nombre
Santiago es la traducción de Iákobos, trasliteración griega del nombre del célebre patriarca Jacob. El apóstol así llamado es hermano de Juan, y en las listas a las que nos hemos referido ocupa el segundo lugar inmediatamente después de Pedro, como en el evangelio según san Marcos (cf. Mc 3, 17), o el tercer lugar después de Pedro y Andrés en los evangelios según san Mateo (cf. Mt 10, 2) y san Lucas (cf. Lc 6, 14), mientras que en los Hechos de los Apóstoles es mencionado después de Pedro y Juan (cf. Hch 1, 13). Este Santiago, juntamente con Pedro y Juan,
pertenece al grupo de los tres discípulos privilegiados que fueron admitidos por Jesús a los momentos importantes de su vida.

Dado que hace mucho calor, quisiera abreviar y mencionar ahora sólo dos de estas ocasiones.
Santiago pudo participar, juntamente con Pedro y Juan, en el momento de la agonía de Jesús en el huerto de Getsemaní y en el acontecimiento de la Transfiguración de Jesús. Se trata, por tanto, de
situaciones muy diversas entre sí:  en un caso,
Santiago, con los otros dos Apóstoles, experimenta la gloria del Señor, lo ve conversando con Moisés y Elías, y ve cómo se trasluce el esplendor divino en Jesús; en el otro, se encuentra ante el sufrimiento y la humillación, ve con sus propios ojos cómo el Hijo de Dios se humilla haciéndose obediente hasta la muerte.

Ciertamente, la segunda experiencia constituyó para él una ocasión de maduración en la fe, para corregir la interpretación unilateral, triunfalista, de la primera:  tuvo que vislumbrar que el Mesías, esperado por el pueblo judío como un triunfador, en realidad no sólo estaba rodeado de honor y de gloria, sino también de sufrimientos y debilidad. La gloria de Cristo se realiza precisamente en la cruz, participando en nuestros sufrimientos.

Esta maduración de la fe fue llevada a cabo en plenitud por el Espíritu Santo en Pentecostés, de forma que
Santiago, cuando llegó el momento del testimonio supremo, no se echó atrás. Al inicio de los años 40 del siglo I, el rey Herodes Agripa, nieto de Herodes el Grande, como nos informa san
Lucas, "por aquel tiempo echó mano a algunos de la Iglesia para maltratarlos e hizo morir por la espada a
Santiago, el hermano de Juan" (Hch 12, 1-2). La concisión de la noticia, que no da ningún detalle narrativo, pone de manifiesto, por una parte, que para los cristianos era normal dar testimonio del Señor con la propia vida; y, por otra, que Santiago ocupaba una posición destacada en la Iglesia de Jerusalén, entre otras causas por el papel que había desempeñado durante la existencia terrena de Jesús.

Una tradición sucesiva, que se remonta al menos a san Isidoro de Sevilla, habla de una estancia suya en España para evangelizar esa importante región del imperio romano. En cambio, según otra tradición, su cuerpo habría sido trasladado a España, a la ciudad de
Santiago de Compostela.
Como todos sabemos, ese lugar se convirtió en objeto de gran veneración y sigue siendo meta de numerosas peregrinaciones, no sólo procedentes de Europa sino también de todo el mundo. Así se explica la representación iconográfica de
Santiago con el bastón del peregrino y el rollo del
Evangelio, características del apóstol itinerante y dedicado al anuncio de la "buena nueva", y características de la peregrinación de la vida cristiana.


Por consiguiente, de
Santiago podemos aprender muchas cosas: la prontitud para acoger la llamada del Señor incluso cuando nos pide que dejemos la "barca" de nuestras seguridades humanas, el entusiasmo al seguirlo por los caminos que él nos señala más allá de nuestra presunción ilusoria, la
disponibilidad para dar testimonio de él con valentía, si fuera necesario hasta el sacrificio supremo de
la vida. Así, Santiago el Mayor se nos presenta como ejemplo elocuente de adhesión generosa a Cristo. Él, que al inicio había pedido, a través de su madre, sentarse con su hermano junto
al Maestro en su reino, fue precisamente el primero en beber el cáliz de la pasión, en compartir con los Apóstoles el martirio.

Y al final, resumiendo todo, podemos decir que el camino no sólo exterior sino sobre todo interior, desde el monte de la Transfiguración hasta el monte de la agonía, simboliza toda la peregrinación de la vida cristiana, entre las persecuciones del mundo y los consuelos de Dios, como dice el
concilio Vaticano II. Siguiendo a Jesús como
Santiago, sabemos, incluso en medio de las dificultades, que vamos por el buen camino.

Opera en el Mercado

domingo, 2 de mayo de 2010

MISERICORDIA


Intentar ser como el padre. La actitud de Dios es la acogida, la comprensión y el perdón. Es semejante a lo que me contó hace unos días un joven: "Una mañana cuando me dirigía al trabajo en mi coche recién estrenado fui golpeado levemente en el parachoques por otro automóvil. Los dos vehículos se detuvieron y el chico que conducía el otro coche bajó para ver los daños. Yo estaba asustado, reconocía que la culpa había sido mía. Me daba terror tener que contarle a mi padre lo que me había sucedido, sabiendo que sólo hacía dos días que mi padre lo había comprado. El otro chico se mostró muy comprensivo tras intercambiar los datos relativos a las licencias y el número de matrícula de ambos vehículos. Cuando abrí la guantera para sacar los documentos me encontré con un sobre y en el sobre una nota de puño y letra de mi padre, que decía: "hijo, en caso de accidente, recuerda que a quien quiero es a ti, no al coche". Yo pensé al escuchar este relato: si esto lo hacen los padres y los amigos, cuánto más Dios que es Padre misericordioso. Pensé además, que Dios nos da siempre una nueva oportunidad. No quiero ser sólo el que recibe compasión, quiero ser el que la ofrece. Intentaré ser como el Padre.